Tras la pandemia del Covid 19, la economía informal se presenta como una salida viable ante el desempleo abierto en México.

Aunque aún no se puede evidenciar el impacto real en el desempleo y en la economía informal, en el primer trimestre el Producto Interno Bruto ya registraba una contracción del -1.6% en términos reales frente al trimestre previo y del -2.4% respecto al mismo trimestre del año anterior. La Encuesta Nacional del Empleo y Ocupación que se realiza en forma telefónica, señala que el desempleo abierto sumó 4.2% durante abril y 4.6% en mayo.

De las personas disponibles para trabajar en mayo, el 49% dejaron de hacerlo por la suspensión temporal sin remuneración, mientras el 6.2% perdió su empleo o cerró su negocio. En este mes, la Población Económicamente no Activa [PNEA] es de 19.4 millones de personas disponibles para trabajar, sumándose 13.7 millones de personas respecto a los datos registrados en el primer trimestre del 2020.

En cuanto a la tasa de informalidad en mayo fue del 51.2% respecto al 56.1% del primer trimestre del 2020;. es destacable que el porcentaje de trabajadores con un sueldo de hasta dos salarios mínimos es del 58.6% del total de los ocupados, cifra similar a los resultados del primer trimestre del 2020. Cabe señalar que esta comparación es una aproximación dado la diferente metodología aplicada por el INEGI ante las necesidades de distancia social.

Vale señalar que, de la población ocupada en el primer trimestre del año, el 61.9% e encontraba en el sector servicios como comercio, restaurantes y servicios de alojamiento, servicios profesionales, financieros y corporativos, transportes, comunicaciones, correo y almacenamiento, entre otros. El 32.1% se concentraba en el comercio, uno de los que mayor participación tiene en el sector informal.

Una prioridad es la desprotección latente de la seguridad social en el país y de formación académica de la fuerza laboral, al menos uno de cada dos trabajadores labora en la economía informal y del total de trabajadores más del 50% tiene niveles de educación inferiores a la educación básica - el 28.2% no tiene el nivel de secundaria y el 34.1% sólo logró concluir la secundaria-.

Además, los bajos salarios que obtienen los trabajadores de la economía informal limitan su capacidad para cubrir los satisfactores básicos. Actualmente, seis de cada diez trabajadores obtienen remuneraciones de hasta dos salarios mínimos, lo cual equivale a $7,393.20 pesos mensuales, mientras la línea de pobreza por ingreso al mes de junio se ubica en $3,202.64 por persona, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, 2020. Esto implica que, si el promedio por hogar es de cuatro habitantes y dos de los integrantes son ocupados (3.6 y 1.7, respectivamente, de acuerdo a los datos de la Encuesta Nacional Ingreso y Gastos de los Hogares 2018) el 60% de ellos no alcanzará los ingresos de la línea de pobreza por ingresos.

Finalmente, en México, la relación entre los ingresos y la educación se puede asociar en primer lugar con la mayor probabilidad de acceso al mercado laboral formal, en el que el ingreso promedio es 37% superior al ingreso del trabajo informal (3.56 y 2.24 salarios mínimos, respectivamente); en segundo lugar, a mayor nivel educativo corresponde mayor ingreso, de tal forma que se observa que los trabajadores sin instrucción perciben 0.93 salarios mínimos, si cuentan con primaria, 1.97 con secundaria 2.12 y con educación media superior, 2.55; mientras los ingresos de quien cuenta con educación superior son de 4.68 salarios mínimos al menos según la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro.

Rector del Colegio Jurista

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