De cara al inicio formal de la campaña presidencial, dedicaré mis próximas columnas a la agenda de política exterior de México para el sexenio 2024-2030. Antes de ofrecer propuestas comienzo con un diagnóstico sobre el estado que guardan las relaciones entre nuestro país y el mundo con el gobierno que está por concluir:
- En unos cuantos años México ha perdido influencia y relevancia en el mundo. La gran mayoría de las gestiones bilaterales e iniciativas multilaterales de López Obrador han sido rechazadas o simplemente ignoradas, como ilustra el fracaso de las campañas para que un mexicano dirigiera la OMC, la OPS y el BID. Con sus ausencias de los grandes eventos internacionales y propuestas disparatadas, López Obrador ha logrado diluir el prestigio de México en el mundo.
- A la violencia y corrupción acumulada en el país durante años ahora se han sumado las acciones de un mandatario autoritario que es visto como caprichoso, arrogante e ignorante de las relaciones internacionales, poco comprometido con la defensa del medio ambiente, la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho. Con sus chantajes y reclamos patrioteros, ha deteriorado la relación con EU, España, Austria y Vaticano. Si bien México es mucho más que López Obrador, el presidente ha manchado la imagen del país en el mundo.
- Hoy México es percibido como un actor volátil, poco confiable en la esfera internacional. En estos años, el gobierno ha mostrado una predisposición a cambiar las reglas del juego para la inversión, sorprender a sus socios y violar obligaciones internacionales, a lo que se ha sumado la ambigüedad del presidente ante conflictos y su coqueteo con líderes autoritarios, incluyendo una neutralidad pro-rusa con respecto a la invasión a Ucrania.
- Al menor asomo de crítica internacional, el presidente responde, como lo hace domésticamente, con provocaciones, ironías, insultos, amenazas y falsedades. La aprensión del presidente por el mundo ha propiciado desinterés de otros mandatarios por México, como demuestra la abrupta reducción de visitas de dignatarios extranjeros a nuestro país a menos de una tercera parte que los recibidos durante los gobiernos de Fox o Calderón.
- El intervencionismo a la carta de López Obrador en la política doméstica de Bolivia, Colombia, Perú y Argentina, sus pleitos con la presidenta peruana, su negativa a condenar las violaciones de derechos humanos en Nicaragua, su papel de comparsa de los regímenes de Díaz Canel y Maduro, han dejado a México muy cerca de Cuba y Venezuela pero cada vez más aislado en el hemisferio.
- La 4T ha hecho el trabajo sucio de contención migratoria para EU de manera vergonzosa, con un alto costo para las comunidades fronterizas y los derechos humanos de los migrantes. Mientras que nuestro país no ha recibido nada a cambio, López Obrador sí: que EU mire hacia otro lado ante sus impertinencias, violaciones y abusos autoritarios.
- El presidente ha tratado de apropiarse el mérito del extraordinario incremento en las remesas para tratar de ocultar el fracaso de sus políticas -que han disparado la migración mexicana- y las evidencias de que el crimen organizado recurre a ellas de manera significativa para lavar dinero. Si bien los consulados siguen ofreciendo invaluable asistencia, las comunidades mexicanas en el exterior, en particular a EU, se han quedado sin el apoyo político de López Obrador, que no se ha reunido una sola vez con ellas.
- La Secretaría de Relaciones Exteriores se ha quedado sin recursos no solo para promover los intereses de México sino para garantizar su operación básica. Un número considerable de diplomáticos de carrera, incluidos varios embajadores, ha renunciado ya sea por diferencias o frustración, mientras se ha premiado a políticos sin capacidad o con dudosa reputación como titulares de embajadas y consulados. El Servicio Exterior Mexicano, más reducido que a principios del siglo, se encuentra desmotivado, con salarios congelados por dos décadas, sin mecanismos de avance ni apoyo suficiente para desarrollar su trabajo.
Así las cosas. Continuaré la próxima semana con el primer bloque de propuestas sobre lo que nuestro país tendría que hacer para revertir los daños y aprovechar la coyuntura geopolítica.
Diplomático de carrera por 30 años, fue embajador en ONU-Ginebra, OEA y Países Bajos
@amb_lomonaco