Recientemente, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) reveló una noticia preocupante: el sistema Cutzamala perdió 9.9 millones de metros cúbicos, lo que redujo el almacenamiento a 59%, para quedar en 461.8 millones de metros cúbicos de agua disponibles para el Valle de México, lo que se traduce en un déficit de 15%.
Esta disminución en la disponibilidad del líquido obligará a los gobiernos de la zona metropolitana a tomar medidas restrictivas.
Por ejemplo, una de las decisiones tomadas fue a finales de enero, cuando las autoridades anunciaron que en 165 colonias de la Ciudad de México se cobraría 35% más en caso de que se rebase el consumo bimestral de 60 mil litros por toma.
Por otro lado, las principales presas del país también registran un déficit de almacenamiento por debajo de 60%.
Con este escenario, resulta necesario planear mejoras en la distribución, para hacerla más eficiente a nivel industrial, doméstico y de uso público urbano, así como una verdadera cultura de no desperdicio de agua.
Además, se deben implementar alternativas oportunas para garantizar el abasto, tales como ampliar la capacidad de la presa Madín en el Estado de México en 0.5 metros cúbicos y la ejecución del proyecto de la presa Guadalupe, con un caudal de 1.8 metros cúbicos por segundo.
Los costos anuales de abasto de agua representan más de 45 mil millones de pesos y se prevé que para el año 2050 ascenderán a 59 mil millones de pesos.
A efecto de mitigar este desabasto de agua, también se deben tomar medidas sustentables como la disminución de la sobreexplotación de los mantos acuíferos subterráneos, emprendiendo acciones para equilibrar el balance y su recuperación, inyectándoles agua residual tratada con un caudal de 4 metros cúbicos, y así utilizar este líquido para uso industrial y agrícola.
Se debe considerar que ante la vulnerabilidad del Sistema Cutzamala, como segunda fuente de abastecimiento a la mega metrópoli del Valle de México, es urgente retomar los estudios y acciones para fuentes futuras como el río Temazcaltepec, tercera etapa del sistema Cutzamala; el Valle del Mezquital y el sistema Tecolutla-Necaxa.
Para cualquiera de los anteriores proyectos existen propuestas de la ingeniería; sin embargo, los políticos también tendrán que hacer su chamba.
Se debe contemplar como alta prioridad el cuidado de los mantos freáticos debido a qué están ocurriendo situaciones sorprendentes. Por ejemplo, en los municipios costeros la Chontalpa y la subregión Pantanos, en Tabasco, el agua que emana del subsuelo se está volviendo salada.
Investigadores de la Universidad de Baja California Sur explicaron que este fenómeno se presenta porque se sobrepasan las extracciones de agua dulce con respecto a la que se infiltra y recarga el acuífero, lo que obliga al mar a llenar con agua salada el vacío generado por el exceso de extracción.
En caso de evitar aplicar medidas técnicas, financieras y sustentables, las consecuencias serán lamentables para todos. Este reto demanda una mayor participación de los ingenieros, quienes como siempre estamos dispuestos a servir a la nación con nuestra experiencia y conocimientos.
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