La definición que mejor explica el término de desarrollo urbano sustentable fue acuñada por la Comisión de Brundtland en 1987: “Aquel capaz de satisfacer las necesidades del presente, sin comprometer el derecho de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias”.

Los orígenes de esta comisión internacional se remontan a finales de 1983, cuando el secretario general de las Naciones Unidas pidió a la primera ministra Noruega, Gro Harlem Brundtland, crear un organismo independiente para examinar los problemas ambientales y elaborar propuestas que atendieran las exigencias del crecimiento poblacional en el mundo.

De esta manera, se hizo un llamado urgente a la acción para garantizar la supervivencia del planeta, limitando la sobreexplotación de los recursos naturales proporcionalmente a la regeneración de lo que se sustrae, lo cual se identifica con el postulado económico de no gastar más de lo que se tiene.

En lo particular, me sumo a enfrentar este nuevo reto desde el Comité de Desarrollo Urbano Sustentable del Colegio de Ingenieros Civiles de México, el cual tengo el honor de ser coordinador desde el pasado 24 de agosto, por invitación del ingeniero Luis Rojas Nieto, presidente del Consejo Directivo.

Gracias a este espacio, tengo la oportunidad de cumplir el objetivo de difundir propuestas de este comité ante la sociedad y el poder público.

Enfrentar este desafío implica estudiar la viabilidad actual y futura de las urbes, desde las perspectivas poblacional, económica y gobernanza. Asimismo, crear estrategias como la economía circular, para lograr la transformación a través de políticas públicas capaces de promover el beneficio colectivo.

Lo anterior implica colaborar conjuntamente con el poder legislativo federal y el Congreso de la Ciudad de México en la formulación de iniciativas de Ley que enriquezcan la normativa vigente en el ámbito urbano y fomentar la aplicación de tecnologías de punta para promover ciudades inteligentes.

La planeación ocupa un lugar preponderante en el desarrollo urbano. Debemos vislumbrar a las ciudades inteligentes del futuro considerando nuevas normas para la edificación sustentable y una mejor infraestructura de comunicación en vías terrestres.

Ya no podemos seguir fomentando la expansión de las ciudades, creando zonas metropolitanas periféricas sin servicios urbanos que estén a menos de dos kilómetros de distancia.

Las manchas urbanas han crecido siete veces entre 1980 y 2010. En los próximos 20 años se expandirán cuatro veces más si no planeamos adecuadamente su crecimiento; de lo contrario, en 2030 tendremos 961 ciudades.

La propuesta y la apuesta son las ciudades compactas, en donde la densidad poblacional sea de 150 habitantes por hectárea.

Este nuevo reto implica la suma de todos. La ingeniería y la arquitectura no son visiones antagónicas, sino complementarias en el desarrollo urbano sostenible.

 
Vicepresidente de la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México A.C. y coordinador del Comité de Desarrollo Urbano Sustentable del Colegio de Ingenieros Civiles de México
Email: ing.jorge.jimenez.a@gmail.com
Twitter: @Ing_JJimenezA

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