Mañana lunes se conmemora el día del trabajo en los EUA, y como sucede en la mayoría de los casos, es una jornada de asueto que se aprovecha para descansar en el que es considerado el último fin de semana del verano. Pero en esta ocasión, las cosas son diferentes, sobre todo después de conocerse las cifras y datos que reveló el Covid-19 en NY, en donde la gran mayoría de los trabajadores esenciales, nos enseñaron las condiciones en las que trabajan, sin que tengan necesariamente los derechos esenciales reconocidos tanto por la legislación local como internacional.

Qué ironía que aquellas personas identificadas como héroes anónimos por haber trabajado en la línea de fuego en los momentos más álgidos de la pandemia, al igual que los profesionales de la salud, sean los que menos derechos tuvieron para enfrentar las consecuencias de haber sido contagiados, o bien, despedidos por la consecuente crisis económica derivada del largo confinamiento que tuvimos en Manhattan y área conurbada. Casos similares se presentaron en el norte del Estado para trabajadores rurales.

Claramente las asimetrías económicas y sociales, las que no permiten tener mejores oportunidades hacia el futuro, también aplican en el ámbito laboral, en dónde los migrantes no documentados, son el grupo de trabajadores más vulnerables que tiene mayores incidencias para el ejercicio y protección de sus derechos laborales. Y esto es producto del abuso de empleadores sin escrúpulos que buscan por cualquier medio, lograr el mayor rendimiento, con la menor inversión en capital humano, aunque incurra en la explotación o trata de las personas, que ante la falta de oportunidades y con poca información, aceptan los trabajos sin que para ello se les otorguen todas las prestaciones y beneficios a los que tienen derecho.

Por una coincidencia afortunada, la crisis sanitaria ha logrado hacer visible otra crisis, que analistas locales han llamado de desigualdad social. Como sea, hay una base trabajadora de migrantes no documentados, muy relevante en los EU, que contribuye significativamente en su desarrollo económico, a pesar de la crisis actual, por lo que en justicia, deben de ser reconocidos con la mayor contundencia de la ley. Desde la perspectiva consular, hay diversas maneras de promover la defensa de los derechos laborales de los trabajadores, sobre todo en los asuntos que son más recurrentes. De manera preventiva, se les ofrece información constante, sea por medio de talleres de capacitación y actualización, o bien por medio de campañas de orientación. De manera reactiva, se les ofrece asesoría especializada gratuita, con abogados laboristas, qué en su caso, llevan la defensa de sus asuntos ante las instancias legales competentes.

De lo que estoy convencido que habrá de cambiar la historia en lo sucesivo, es el nuevo capítulo 23 del TMEC, en donde se reconocen los derechos laborales de todo trabajador no importando su condición migratoria, y por medio de paneles de especialistas, se presentarán las controversias, que se podrán resolver por vías alternas.

Con nuevos y mejores mecanismos para la resolución de controversias laborales, hay un futuro esperanzador para defender con mayores elementos, los derechos esenciales de los migrantes no documentados, que contribuyen de manera relevante a la economía de los EU y en la nuestra también.

Cónsul General de México en Nueva York.
@Jorge_IslasLo

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