En días recientes se inauguró la bienal del Whitney Museum de NY, después de dos años de no haber presentado exhibición alguna, por causas atribuibles al Covid.

En la parte cultural, es de las presentaciones más esperadas por galeristas, coleccionistas, curadores, artistas y público en general, que gusta del arte contemporáneo norteamericano, para conocer nuevas propuestas de nuevas generaciones de creadores.

También generó expectativa el trabajo que presentarían los artistas, ya que la obra no puede tener más de dos años de haber sido creada. Contrario a lo que se puede pensar de inmediato, no recuerdo haber visto nada relacionado con la pandemia, lo cual indica que no hubo barreras, ni prejuicio alguno, para trabajar con amplia libertad en los temas que cada uno presentó. El Covid no fue tema.

En esta edición, invitaron a participar a tres artistas mexicanos oriundos de la frontera. Dos de Tijuana y uno de Ciudad Juárez. Representan a las nuevas generaciones, que quieren expresar un mensaje social por medio de su trabajo, sea a través de la fotografía, la escultura o en un nuevo formato, por medio de imágenes virtuales.

Mónica Arreola,

fotógrafa de Tijuana, Baja California, presentó varías imágenes a color, de lugares olvidados en esta parte de la frontera. En especial, multifamiliares populares que iniciaron su construcción hace 15 años, pero que nunca fueron terminados y, por supuesto, nunca entregados a los beneficiarios. Son fotografías de un pueblo fantasma, en donde resalta el abandono, con paredes grafiteadas y caminos que dibujan una frontera entre el asfalto y la maleza. Y qué tal la experiencia, le pregunté. “Muy difícil y peligroso, ya que nadie va a ese lugar, menos la policía. Para lograr las imágenes, tuve que acompañarme de tres personas en coche y muy rápido”, me contestó, sin dejar de mencionar que de regreso a Tijuana, fueron seguidos por un coche en un tramo largo. Ahora entiendo que fue un mérito doble, el artístico y el valor personal de retratar imágenes que muchos pueden percibir, pero pocos ver.

Alejandro Luperca Morales

es de Ciudad Juárez, Chihuahua. En una hilera larga de view finders, colgaron a una misma altura, estos pequeños objetos que llevan por dentro una fotografía y que se pueden observar de manera amplificada, cuando lo acercamos a uno de nuestros ojos. Su propuesta fue muy original, porque logró transportar además de las fotos, un concepto muy mexicano, que me recuerda a los fotógrafos del centro de la CDMX, o bien de Chapultepec.

“Todas las fotos son de Google Maps”, me dijo. Pensé entonces que su esfuerzo y talento no estaba en la cámara; sin embargo, al explicarme que seleccionó todas las imágenes con el fin de hacer notar cómo se puede ver la realidad de la frontera en Juárez, sin necesidad de estar físicamente en el lugar, me invitó a pensar la manera de cómo pudo crear una narrativa únicamente con imágenes, que no deja duda del lugar y de su realidad presente.

Qué orgullo que nuevas propuestas artísticas mexicanas sean consideradas en espacios relevantes, ya que les ofrece una plataforma para dialogar con otras culturas y expresiones. Una manera para lograr entendimiento mutuo por medio del arte, la sensibilidad y la creatividad.

Cónsul General de México en Nueva York.
@Jorge_IslasLol

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