Aún y cuando han pasado varios meses desde que apareció el Covid-19 en NY y en general la ciudad ha restablecido sus actividades cotidianas, los estragos económicos, sanitarios y sociales permanecen en muchos lugares y en muchas casas de migrantes mexicanos.
Entre tanto y para aliviar las carencias que persisten, la comunidad se ha auto-organizado para apoyar a los que tienen más necesidades, con las mayores desventajas. Algunas de las principales demandas que tienen nuestros connacionales, se encuentran la ausencia de empleos, y los que tienen trabajo, mejora en sus percepciones salariales, pagos de rentas vencidas, acceso a créditos blandos para reiniciar o ampliar negocios, prórrogas para pagos de impuestos, acceso a servicios de salud con seguro médico económico y de amplia cobertura, entre otros, pero en lo obvio, en muchos casos, es comida y dinero, lo que más requieren para salir al día.
Por ello, diversas organizaciones de carácter comunitario y en algunos casos de manera individual, se han coordinado para otorgar diversos apoyos sea en líquido o en especie, a las familias que más lo requieren. Son tantos grupos y organizaciones, que difícilmente alcanzaría a enlistar y agradecer en este espacio su contundente ayuda. No obstante, hago mención de algunas de las más de 80 ONG´s, con las que hemos trabajado desde el Consulado, para entregar más de 10 mil despensas. Son organizaciones sin fines de lucro que trabajan de manera desinteresada, solidaria, empática y humanitariamente. Son gente decente y generosa que ayuda sin pedir nada cambio, ni fotos ni likes en las redes sociales.
Este es el caso de Francisco Ramírez, vecino de Brooklyn, que gestionó la adquisición de un refrigerador comunitario, que literalmente, se encuentra sobre la calle en donde él vive, para que cualquier persona, libremente abra las puertas del frigorífico y tome lo que necesite de comida, sin que nadie lo cuestione o juzgue. Se hizo tan popular la idea, que el New York Times en la sección metropolitana, le dio las ocho columnas de la primera plana. Al día de hoy, muchos seguimos apoyando la recarga de comida, que ha dado alivio y dignidad a las mesas de muchos paisanos.
La ONG Olé de la que Alberto Lucero es su presidente, o bien, la organización Mecenas que dirige Pedro Zamora y Hesy Landesbaum, de igual manera, han gestionado la entrega de miles de despensas con toneladas de comida y enseres de limpieza personal, para ser repartidas en toda el área que cubre los estados de Connecticut, New Jersey y Nueva York.
También es el caso de Qualitas of Life que coordina Myriam Rebling, que ha entregado miles de tarjetas de 300 dólares, para que cada familia gaste en artículos de despensa o en medicinas u otros productos de farmacia, según sus propias necesidades. Su esposo, Jorge Suárez, ha impulsado diversos eventos de recaudación de fondos con la APEM, una organización de profesionistas y empresarios de México viviendo en NY, para hacer donaciones económicas a otras organizaciones sociales aliadas en esta misma causa.
Son muchos héroes anónimos, que ante una emergencia tan compleja como la que hemos vivido, han ofrecido aliviar el momento, por cierto, con una gran discreción y sin buscar ninguna estatua ecuestre de por medio. Sólo por dar ayudas comunitarias.
Cónsul General de México en Nueva York.
@Jorge_IslasLo