Hay distintos relatos que narran el origen de una de las fechas más importantes de la historia social y cultural de los EUA: el festejo de la cena de Acción de Gracias el último jueves del mes de noviembre de cada año.
A inicios del siglo XVII, un grupo de peregrinos europeos que recién habían llegado a la costa noreste de Norteamérica, en lo que hoy se conoce como Massachusetts, requerían alimentarse dado que ya no contaban con las suficientes provisiones, ante lo cual un grupo de personas de un pueblo originario llamado “Wampanoag”, les ofreció en solidaridad y ayuda, alimentos como verduras, semillas, legumbres y pescado a los visitantes que se convertirían en sus nuevos vecinos. Como muestra de agradecimiento, los peregrinos invitaron a ambas comunidades a compartir el pan y la sal.
Hay otra referencia que refiere al Día de Acción de Gracias, como una remembranza de los colonizadores ya establecidos en el nuevo mundo, que festejaban en la misma fecha con una cena familiar para agradecer el fruto de una buena cosecha, ya que, en sus inicios, las 13 colonias se dedicaban al trabajo rural principalmente. Sea cual sea el origen real de la festividad, con el tiempo se convirtió en la fecha más importante de los EUA para reunir a toda la familia y amigos, con el fin de agradecer, de dar gracias por un año más de salud, trabajo, amistad y bienestar en lo general.
Si la fecha es propicia para hacer reconocimientos y en lo particular para agradecer apoyos recibidos, creo que, en justicia, deberían de ser los trabajadores agrícolas que laboran en los campos de EUA, los que merecerían una muy especial felicitación y muestras de gratitud por sus grandes aportaciones con las que contribuyen diariamente a la economía nacional y también por ser, en parte, las personas que posibilitan que todos los días cerca de 330 millones de norteamericanos se alimenten con los productos que son sembrados, cosechados, distribuidos y entregados, con su esfuerzo y trabajo cotidiano.
Se calcula que cerca del 80% de los trabajadores agrícolas en los EUA son de origen hispano, de los cuales, el 50% son de origen mexicano. Gracias a su trabajo, que en muchas ocasiones no es debidamente pagado, ni cuentan con las mejores condiciones laborales, el país no colapsó durante la peor parte de la pandemia en el año 2020. En plena crisis sanitaria, la mayoría de las industrias pararon sus actividades, cerraron fábricas y oficinas, no así los trabajadores del campo que, gracias a su trabajo, pudimos comer todos los días.
A la pregunta del porqué tuvimos tantos contagios, hospitalizados y muertos, se puede responder: porque pusimos a los trabajadores esenciales en la primera línea de batalla. Así como los doctores, enfermeras y en general trabajadores de la salud han tenido un amplio reconocimiento y agradecimiento, de igual manera se debería de apreciar lo que hicieron todos los días los trabajadores agrícolas.
En toda la cadena productiva, desde la granja, cuenca lechera, sembradíos, hasta la entrega de todos los enseres alimenticios en las puertas de sus casas, participaron las manos de campesinos mexicanos, que en muchos casos no reciben lo que dan a cambio de su esfuerzo físico, personal y emocional.
Seguramente en la mayoría de las casas que celebramos el Día de Acción de Gracias en los EUA, con una cena en la que hubo pavo, puré de papas, elote dulce, ensalada, salsa de arándanos, calabaza, camote, entre otros alimentos. Hubo manos de mexicanos que con su trabajo hicieron posible la cena anual del agradecimiento. Esperemos que también las oraciones y expresiones de gratitud, se traduzcan en mejores condiciones laborales y de inclusión social para trabajadores del campo. Que mejor manera de decir thank you.
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@Jorge_IslasLo