Creo que serán contados los optimistas que recordarán al 2020 como un buen año. Todo lo contrario, fue muy malo en lo individual y colectivo dado que hubo muchas pérdidas de vidas, de trabajos y de oportunidades para mejorar el estado de las cosas. Lo que para toda una generación de familias llevó años construir, se fue en unos meses de una pandemia que han lesionado severamente la economía, la salud y las expectativas de un mejor futuro, en especial para los grupos más vulnerables, profundizándose las desigualdades sociales y raciales.

En Nueva York, la comunidad hispana ha sido la más afectada, representando cerca del 38% del total de decesos. Esperaríamos que en la actual segunda ola de contagios no vuelva a presentarse esta terrible cifra; sin embargo, para los trabajadores migrantes, quienes en su mayoría cumplen labores esenciales, con todo y los cuidados del caso, será difícil que se mantengan sin contagiar, simplemente porque todos los días están sirviendo en escenarios de riesgo. Sin duda, son héroes anónimos que han aportado hasta sus vidas a fin de que los servicios básicos no dejen de operar.

En el peor momento de la crisis sanitaria, se registraron cerca de 800 muertes diarias en una población de 8.5 millones de habitantes, llegando en el pico a ser mil decesos. Obviamente, el sistema hospitalario colapsó, al igual que las morgues, las agencias funerarias y las oficinas del registro civil encargadas de expedir actas de defunción, que sin pandemia atendían en promedio 150 decesos diarios.

A pesar de este desolador panorama, las autoridades, la sociedad civil neoyorquina y los medios lograron articular acciones pertinentes para sortear dichas dificultades y bajar la cadena de contagios y decesos a niveles muy manejables para la ciudad, a grado tal que, en septiembre, hubo días sin registro alguno por muerte de Covid. No obstante, después del Día de Acción de Gracias, hacia finales de noviembre, y ahora con las fiestas decembrinas, la cifra ha subido de nueva cuenta ya que la gente está cansada del confinamiento y del cierre de aquellos espacios que permiten la convivencia social, lo cual ha provocado que se registren ahora 35 personas muertas en promedio diarias y, según estimaciones oficiales, enero y febrero serán meses muy complicados, aún y cuando hay un esfuerzo masivo en la aplicación diaria de la vacuna.

Al caso de NY, además, se debe agregar que es punto de encuentro para muchos turistas o pasajeros en tránsito carretero, marítimo, aéreo o ferroviario, por lo que se incrementan los riesgos de contagios, aun y cuando se mantengan todos los protocolos de restricción sanitaria.

Es probable que el primer trimestre 2021 sea la última parte de esta prolongada pandemia que se ha llevado vidas y familias enteras, pero no así sus recuerdos, ni la resiliencia y esperanza de toda una comunidad multinacional y multicultural, que sigue en pie de lucha, reinventando su vida laboral y su presencia en EUA para buscar nuevas oportunidades de desarrollo y en espera de tener un annus mirabilis. Un año 2021 con salud y de realizaciones.

En particular, la amplia comunidad de mexicanas y mexicanos que radica en NY, ha contado y seguirá contando puntualmente con el respaldo del gobierno de México, que no ha escatimado recurso ni esfuerzo alguno para entregar diversos apoyos de asistencia consular y humanitarios, en especial a quienes han tenido la desventura de perder a sus seres queridos.

Cónsul General de México en Nueva York.
@Jorge_IslasLo

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