«La soberanía da dignidad al pueblo.»
Sacarías
La respuesta de Claudia Sheinbaum a Donald Trump fue contundente y precisa. Impecable. Somos socios comerciales de Estados Unidos y Canadá. Entre las naciones las relaciones son de intereses. La geografía, el comercio, el trabajo y las expresiones interculturales nos unen también. A los gobiernos les corresponde negociar los términos, el marco normativo, las condiciones en las que se desenvuelven nuestras interrelaciones. El presidente electo Donald Trump es un empresario con ideas y estrategias preconcebidas y arraigadas, su tono es desafiante, proteccionista y provocador.
Esta forma de actuar le ha funcionado para negociar. En sus recientes declaraciones a comienzos de la semana, advirtió que impondrá 25 por ciento de aranceles a productos provenientes de México y Canadá y 10 por ciento a los que vienen de China, a partir de su toma de posesión como presidente de Estados Unidos y hasta que, en el caso de México, se detenga el flujo migratorio y el mercado del fentanilo. La respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum fue oportuna, contundente, inteligente y comprometida con los intereses de nuestro país. Respetuosa, pero firme. Documentada y articulando argumentos con una lógica impecable. La presidenta de México explicó la disminución de los flujos migratorios en el último año a partir de una política integral; las consecuencias negativas de una guerra arancelaria que solo perjudicaría a las economías de ambos países y, en especial, a empresas del país del norte; la complejidad del combate al tráfico de fentanilo que hace necesaria la cooperación entre los países involucrados, en una relación en la que Estados Unidos por su grave problema de salud pública, pone a los consumidores de la droga y el tráfico ilegal de armas; los países asiáticos ponen los precursores químicos para su producción, pero México pone los muertos.
La presidenta Sheinbaum Mostró que México no se dobla ante amenazas, pero con gran disposición al diálogo, concluye con un llamado a que se junten los equipos de ambos para construir acciones conjuntas. Más allá del intercambio de
comunicaciones, conviene tomar en cuenta que, frente a una agresión externa, la unidad nacional fortalece al país. La oposición, si quiere estar a la altura, debe cerrar filas en favor de México, para blindar la capacidad negociadora del gobierno mexicano. Trump incluyó en su mensaje a Canadá, justo a unos días en que un par de gobernadores de ese país y el jefe de la oposición cuestionaran la presencia de México en el T-MEC, por unas supuestas relaciones comerciales y de inversión crecientes con China. La estrategia de los políticos canadienses era hacer méritos ante Trump, a partir de un reclamo similar. Al parecer, se les olvidó que, en su primer periodo, Trump intentó negociar el tratado comercial solo con México y fuimos nosotros quienes volvimos a incluir a Canadá en la ecuación.
Nos debe quedar claro que la posición pública de México ante los desafíos de Trump ha sido ejemplar, pero eso no basta, debe concitar a la unidad nacional y desplegar una serie de acciones que fortalezcan nuestra capacidad de negociación con los dos países socios. Debemos sensibilizar a los canadienses, actuando coordinadamente nos fortalecemos y Trump nos quiere dividir. Necesitamos un modelo de desarrollo energético adecuado para dotar de energía a las nuevas empresas que se localicen en México. El buen curso de la economía nacional hará más atractiva la relación. Algunas voces claman docilidad ante los estadunidenses, pero no es esa la mejor forma de negociar con él. La inteligencia, la dignidad, la coherencia son nuestras mejores armas y Sheinbaum las sabe utilizar.