«Diez gramos de prevención equivalen a un kilogramo de curación».

Lao Tse

Como humanidad, afrontamos grandes retos para garantizar nuestra subsistencia y lograr cada vez mejores condiciones de vida. Algunos de esos desafíos son: erradicar la pobreza extrema en el mundo, acabar con las guerras, acotar las brechas de desigualdad, revertir los daños que hemos ocasionado al medioambiente, universalizar el acceso a los servicios básicos, educativos, de vivienda y salud, entre muchos otros. El tema de la salud es sumamente crítico por diversos factores. De acuerdo a datos de la Organización de las Naciones Unidas, alrededor de 100 millones de personas se ven sumidas en la pobreza extrema cada año debido a los gastos directos en salud; incluso hasta antes de la pandemia, más de 500 millones de individuos estaban cayendo en situación de pobreza extrema por tener que pagar sus gastos médicos.

La salud es un derecho, no un privilegio. Por ello es que, durante los seis años del gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum, se cumplirán las metas de este sector, mismas que fueron presentadas en la conferencia matutina del pasado martes. Desde la anterior administración federal y la actual, se ha venido trabajando arduamente para que todas las personas que no tienen acceso a la seguridad social puedan recibir atención médica gratuita a través del IMSS-Bienestar; es una meta prioritaria la consolidación y crecimiento de esta institución para garantizar el acceso a la salud de todas las personas.

Tal como lo mencioné en el artículo de la semana pasada en este mismo espacio, el Gobierno de México está priorizando la prevención de enfermedades mediante una estrategia integral y holística que permita cambiar diversos hábitos en la población, algunos de ellos sumamente nocivos para su salud como el consumo de comida chatarra o alimentos ultraprocesados, la falta de actividad física, específicamente en la población escolar; las acciones de prevención a la salud son un eje fundamental en el programa sectorial, y también se prevé reforzar esquemas de vacunación universal. Otra evolución que se está planteando es que el expediente médico electrónico que se tiene implementado en el IMSS sea universal, de forma que pueda ser consultado cuando se requiera, por los diferentes entes públicos de salud en el país.

También son metas prioritarias a cumplir, el aumento de la calidad de la atención médica y la reducción significativa de sus tiempos de espera, planteándose la estrategia de unidades médicas de tiempo completo que brinden servicio sábados y domingos. En este rubro, el IMSS actualmente está ampliando su capacidad de atención de una forma histórica, llevando a cabo la construcción de 9 hospitales alrededor del país, con un total de 1,356 nuevas camas, con los que se podrá atender a una población potencial de más de 5 millones de derechohabientes, previéndose que en los próximos meses se inicie la construcción de otros tantos; lo cual contrasta con lo ocurrido en sexenios anteriores donde la construcción era de un promedio de 1.7 unidades hospitalarias por año. A lo anterior se suma la estrategia para poner en funcionamiento nuevas instalaciones como salas de hemodinamia y de las llamadas fábricas de quimioterapia, entre otros.

El programa “Casa por Casa” atenderá de forma específica a adultos mayores y personas con discapacidad, dado que serán visitados por enfermeras y enfermeros de forma rutinaria. En materia de equipamiento médico, durante los gobiernos neoliberales se dejó de invertir en este rubro, pero en el sexenio anterior esto se revirtió y se invirtieron en el IMSS más de 25 mil millones de pesos en la adquisición de más de 20 mil equipos, tendencia que continuará en la presente administración, para que tanto los derechohabientes, como los no derechohabientes, reciban la atención médica que requieran de manera digna y oportuna. A esto, le debemos aunar estrategias asertivas como las anunciadas también hace unos días para la adquisición consolidada y distribución de medicamentos de las instituciones públicas de salud, que sin duda traerá una disminución en los costos.

El reto está claro: en México, la salud sigue siendo una lucha desigual, donde el acceso digno depende de la clase social, el estado y, a menudo, la suerte. El plan proyectado para 2024-2030 ofrece una visión ambiciosa y necesaria, pero la historia ha demostrado que el camino hacia la salud universal es complejo y lleno de obstáculos. Pese a esto, estoy seguro de que en los próximos años serán visibles para las personas los avances en las metas planteadas para que la salud sea plenamente un derecho universal para todas y todos los mexicanos.

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