La actuación del piloto mexicano Sergio Checo Pérez en la calificación del Gran Premio de Mónaco puede tener más de un adjetivo: penosa, desastrosa, desafortunada, pésima.
Quedar fuera por segunda vez consecutiva de la Q2 compromete las aspiraciones del nacido en Guadalajara, Jalisco, no sólo de pensar en salir con puntos bajo el brazo, sino de poder alcanzar en el subcampeonato de pilotos al monegasco Charles Leclerc y hasta de poder finiquitar su renovación con la escudería Red Bull.
Es cierto, el RB20, auto del mexicano y del campeón del mundo Max Verstappen no anda bien, el mismísimo piloto neerlandés se quejó del manejo inestable y resbaladizo del bólido diseñado por Adrian Newey.
Red Bull comenzó la temporada como la fuerza hegemónica de las temporadas pasadas, con cuatro podios dobles en las cinco primeras carreras del año, pero ha ido acusando debilidades y tanto McLaren como Ferrari no sólo se le han venido acercando, sino superando ya en calificaciones y carrera.
Y cuando el auto no anda bien, a quien le cobra más factura es al mexicano Checo Pérez, pues como bien se sabe, éste avanza en su desarrollo sobre todo respecto del manejo de Verstappen. Lo que no se logra entender es cómo en el garaje de Sergio Pérez, encabezado como ingeniero de carrera por el inglés Hugh Bird, no se toman las consideraciones necesarias para minimizar el daño, que es particularmente notorio en cuanto comienza la temporada europea de la F1.
El año pasado, Checo se topó con los muros de Mónaco y no regresó al podio sino hasta cinco carreras después en Hungría y entre sobresaltos pudo sostener el subcampeonato. En la presente temporada, Pérez lleva ya dos carreras fuera del top 3, y ante el crecimiento de McLaren, Ferrari y los destellos de Mercedes, recuperar la brújula parece una larga cuesta arriba.
En 2023, el factor fue el sabido progreso del coche hacia el estilo de manejo de Max Verstappen, pero Red Bull sostenía el hecho de tener el mejor auto. Sin embargo, 2024 parece ser el declive del equipo con sede en suelo austriaco y eso complica aún más las cosas para el mexicano, en un año crucial de renovación de contrato, en donde a pesar de todo, se sigue sosteniendo que Pérez es la apuesta para Red Bull, por lo menos un año más. Pero en el llamado Gran Circo todo puede cambiar de una semana a otra. Sergio Pérez deberá remar contra corriente una vez más, pero ahora con un coche donde las remontadas lucen prácticamente imposibles. El rostro verdaderamente desencajado de Checo Pérez al terminar la calificación en El Principado de Mónaco lo dijo todo, será tiempo de que vuelva a sacar lo mejor de su experiencia y manejo, un terreno nada extraño para él.
Reaccionar es imperativo ahora para Sergio Checo Pérez.