La máxima categoría es un espectáculo que combina la destreza técnica con la habilidad del piloto, pero a lo largo de su historia se han dado momentos que han puesto en tela de juicio su integridad como deporte. Casos emblemáticos como el de Ferrari en 2019, la controversia alrededor de Benetton en 1994 y ahora Red Bull en 2024, abren la polémica sobre si la F1 debe considerarse un deporte tramposo.

Ferrari 2019: El combustible “extra”. En la temporada 2019, Ferrari estaba en la cúspide de su rendimiento, con las primeras victorias de Leclerc con la escudería y en su récord personal en Bélgica e Italia. Sin embargo, a medida que avanzaba el calendario, surgieron inquietudes sobre la legalidad del motor de Ferrari. La Federación Internacional de Automovilismo (FIA), decidió investigar el motor del equipo debido a la sospecha de que utilizaban un recurso fuera de reglamento. El “truco” se trataba de que el SF90 neutralizaba el sistema de control de combustible para inyectar más gasolina en las rectas, lo que lo hacía inalcanzable.

Lo que complicó aún más la situación fue el acuerdo confidencial que Ferrari alcanzó con la FIA, lo que incrementó la percepción de que el equipo de Maranello había encontrado una manera de "hacer trampa" sin ser castigado. ¿Y quién creen que era el gurú de motores de Ferrarí? Mattia Binotto.

Benetton 1994: Las “ayudas” electrónicas. El equipo donde Schumacher alzó su primer título, dirigido por Flavio Briatore (expulsado de la F1 en 2009 por el escándalo Piquet-Renault —otra trampa—), fue acusado de utilizar sistemas técnicos cuestionables en sus autos, como un sistema de control de tracción que no estaba permitido, y el que le habría permitido ganar el campeonato de ese año.

Red Bull 2024: El frenado asimétrico. El origen de la debacle del equipo austriaco ha sido la prohibición de un sistema que distribuye la presión de frenado de forma desigual entre el lado derecho e izquierdo del auto, que lo ayudaba a prevenir el subviraje del RB20 y a alargar la vida de los neumáticos. Luego del parón de verano, la FIA prohibió el uso de esta tecnología a partir del GP de Países Bajos, donde RB cayó en un profundo bache del que no ha podido salir.

Los los casos plantean cuestiones complejas sobre la competitividad en la F1. Algunos ven estos episodios como evidencia de que en su afán por atraer a más espectadores y patrocinadores, la máxima categoría suele doblar las reglas, lo que alimenta la idea de un "deporte tramposo". Otros argumentan que cada equipo, empuja los límites de la reglamentación encontrando lagunas, como lo hizo Brawn en 2009 que le permitió ganar ambos títulos. ¿Es la naturaleza de la F1?

@jorgedialogante

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