Es evidente que el auto diseñado por la casa alemana —el W13— no es el mejor de la parrilla, en donde Red Bull y Ferrari son los claros rivales a vencer. Sin embargo, cuando parecía que Toto Wolff y compañía bajarían la cabeza y se pondrían a trabajar en incrementar su rendimiento, el heptacampeón del mundo Lewis Hamilton ha convertido el famoso rebote de su coche en una “batalla” por la seguridad de los pilotos, y busca que la FIA cambie el reglamento.
Sin embargo, para nadie es un secreto que Mercedes siempre ha usado a su favor la hegemonía de la última década, donde ha sido —hasta el año pasado— el rey indiscutible. No olvidemos el escándalo derivado de la última carrera de la pasada temporada, el Gran Premio de Abu Dhabi, donde su protesta en la forma de gestionar la competencia dio cuenta del entonces director de carrera, Michael Masi. También hemos visto cómo Hamilton ha librado penalizaciones o ser castigado con lo mínimo.
Respecto a la temporada 2022, que vive bajo un nuevo reglamento técnico, la máxima categoría volvió a uno de sus fundamentos aerodinámicos de antaño, como es el efecto suelo, buscando emparejar fuerzas. Independientemente de que el objetivo no se ha cumplido, la verdad es que el “marsopeo” o rebote ha aparecido en todos los autos, pero siendo Mercedes el equipo que más sufre al respecto.
Hamilton se viene quejando de lo poco competitivo de su auto desde el inicio de la temporada, pero ha vuelto la cuestión del rebote una cruzada personal, al punto de en la carrera pasada, el GP de Azerbaiyán, quejarse de terribles dolores de espalda y mostrándole a las cámaras de televisión cómo salía con grandes esfuerzos de su auto. Mercedes lo secundó y llamó a la FIA a revisar el reglamento para minimizar el rebote en los autos, pero no es un secreto que el colmillo de la escudería es enorme para torcer las normas a conveniencia.
La FIA hizo caso del llamado de Mercedes, pero no en el sentido de lo que quisiera el equipo alemán. Por el contrario, el organismo busca que exista una métrica que imponga a los equipos un máximo de fuerzas G que los pilotos tengan que soportar. Y es que sí existe un remedio para que un auto tenga menos rebote en las rectas, y es que eleve su altura sobre el suelo, lo que deriva en un decremento de velocidad; es decir, pudiendo ir en contra de su competitividad. Golpe para Mercedes.
El resultado sería el mismo para Hamilton y su escudería, pues los equipos que no han sufrido con este problema, como Ferrari y Red Bull, no tendrían que cambiar absolutamente nada en sus configuraciones.
Así que Mercedes deberá buscar otra bandera, o ponerse a trabajar en su auto, que con todo y sus resultados en 2022 marcha tercero del campeonato de constructores, y con uno de sus pilotos, George Russell, en cuarto lugar, por encima del propio Hamilton, quien va sexto. Tiro por la culata.
@jorgedialogante