El heptacampeón del mundo vive quizá su momento más bajo en su paso por la Fórmula 1, marchando quinto del campeonato hasta el momento, con 16 puntos (escribí esta columna posterior a la clasificación del GP de Australia), incluso debajo de su compañero de equipo y compatriota, el inglés George Russell, que marcha cuarto, con 22 unidades.
Y es que a Hamilton y compañía no les ha sentado nada bien el cabalístico W13, un auto hasta ahora ingobernable para sus pilotos y poco descifrable para sus ingenieros, y en donde el mandamás de la escudería alemana Toto Wolff apuesta a que el potencial de la flecha de plata está ahí, esperando ser “desbloqueado” todavía, tal como lo ha declarado a la prensa europea.
No está de más decir que Lewis está más que insatisfecho con el rendimiento de su coche: “La peor parte es el porpoising. Cuando giras nunca sabes en qué posición lo vas a coger y el auto puede sobrevirar o subvirar, así que conducirlo es un verdadero reto”. Hamilton va más allá: “Cuando empujas el coche es bastante rencoroso, es como una serpiente de cascabel. Tenemos que encontrar un nivel de rebote en el que no se nos salga el cerebro del cráneo”.
Marchar quinto del campeonato no es algo extraño para el británico , así finalizó la temporada 2009, la tercera con McLaren —posterior a su primera corona en 2008—, donde terminó con 49 unidades (el sistema de puntuación era diferente), pero aún así le alcanzó para sumar dos victorias, cinco podios y cuatro poles position. Hoy, la realidad, curiosamente 13 años después, es terriblemente cruda, pues no se vislumbran, al menos por el momento, nuevas victorias y mucho menos un nuevo título para Hamilton, con esa elusiva octava corona que lo posicionaría de una vez por todas como el mejor piloto de F1 de todos los tiempos.
Las claves para el piloto de 37 años sin duda son dos: paciencia y hambre. Paciencia para con su equipo y él mismo, en donde juntos puedan develar todo el potencial del W13 y volverlo un auto ganador en algún momento de la temporada. Lewis ha dejado claro que no disfruta pilotar su flecha de plata, aún cuando hoy pudo calificar su auto en quinto puesto de cara al GP de Australia en el circuito Albert Park, incluso por delante de su coequipero, pero a casi un segundo de distancia de Ferrari y Red Bull.
Y hambre. Para seguir en F1 , Hamilton debe encontrar la motivación necesaria para remontar el camino desde la media tabla, en donde parece que McLaren y Alpine están adelantando a Mercedes. Volviendo a su primer campeonato del mundo en 2008 tuvieron que pasar seis años para volver a la cúspide en Mercedes e hilar una era dorada de 2015 a 2021, con ese apetito voraz por títulos y glorias. ¿Ha perdido Hamilton ese famoso Hammer Time’, el olfato de tiburón? No lo creo, pero tampoco lo veo bregar otros seis años para sumar ese octavo campeonato, quizá máximo hasta 2023, cuandoexpira su contrato con Mercedes.
El tiempo inexorablemente corre, y parece, solo parece, que ha alcanzado a Lewis Hamilton.
@jorgedialogante