A lo largo de la historia de la máxima categoría, diversos pilotos han ostentado no sólo el amor o la división de los aficionados, sino también la aberración de las masas. Alain Prost, Niki Lauda, Nelson Piquet, James Hunt, Nigel Mansell, Lewis Hamilton. Pero quien ha ocupado este “título” los últimos años es el español, hoy retirado de la F1, Fernando Alonso . ¿Por qué?
Yendo desde Prost, por su rivalidad con Ayrton Senna (al que muchos tampoco querían), o la división de opiniones entre Lauda y Hunt por su célebre batalla en la temporada 1976, o por la animadversión que siempre tenía Piquet con sus compañeros de equipo, o hasta las acaloradas discusiones que despierta Hamilton, respecto a si es el mejor de todos los tiempos, cierto es que el odio de los aficionados suele decantarse por ciertas figuras.
Este odio —a veces— puede tener una explicación, viniendo de rivalidades que se despiertan por las nacionalidades de los pilotos, la mala relación que puedan tener como compañeros de equipo —algo así vivimos hace un par de años en la relación entre Sergio Checo Pérez y Esteban Ocon —, la lucha por un campeonato, o la antipatía propia de ciertas figuras.
Sin embargo, algo que he visto evolucionar es un odio por el astro español Fernando Alonso , bicampeón de la Fórmula Uno con Renault, quien terminó con la hegemonía de Michael Schumacher y Ferrari.
Su historia con la escuadra del rombo francés no terminó bien, cuando en su segunda etapa atestiguó la escandalosa estrategia en donde su entonces compañero Nelson Piquet Jr. chocó, por órdenes del entonces director de la escudería gala, el italiano Flavio Briatore , para asegurar la victoria del español en el Gran Premio de Singapur 2008.
El segundo gran clavo fue su primera temporada con McLaren y el cúmulo de desavenencias con Hamilton , además del mandamás del equipo, Ron Dennis, que le ganó echarse encima a la prensa y a la afición inglesas. El clímax de ese mal momento llegó cuando Alonso tuvo que aceptar —amenazado por la FIA si mentía— que McLaren espiaba a Ferrari en 2007. El español viviría una segunda época con el equipo inglés, de las peores históricamente de esta escudería, en donde cada fin de semana salía a “sacrificar” su imagen en uno de los peores autos de la parrilla.
Los años en Ferrari f ueron quizá los más benéficos a su reputación, pues si bien no logró el ansiado título (el tercero para él, que tampoco llegó), hizo grandísimas carreras con un auto que no era el mejor.
Alonso es uno de los mejores pilotos de los últimos tiempos, pero quizá no ha sabido cerrar ciclos en los equipos. Su presencia en el paddock sigue despertando suspicacias y seguramente no ha renunciado a volver algún día. Mientras tanto, sigue sumando campeonatos. Ya tiene un doblete en Le Mans y apunta en 2020 nuevamente a las 500 millas de Indianapolis y por primera vez a Dakar.
@jgarciacontacto
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