“I’m stuck”, así comentó el piloto mexicano respecto de su desafortunado despiste que lo dejó fuera de la primera instancia de la calificación del Gran Premio de Inglaterra, y que lo relegó para arrancar este domingo desde la penúltima posición. Tal frase parece sintomática de su actual momento en la temporada, quizá el más bajo desde que llegó a Red Bull en 2022.
Para nadie es extraño ya que en cuanto Checo Pérez pone un pie en el Viejo Continente para disputar la temporada europea de la Fórmula 1, sus resultados se vienen a la baja, en ese bache técnico que se extiende hasta lo mental en volver entender el manejo de su auto, en este caso el RB20 diseñado todavía por el genio Adrian Newey, coche que al salir de la fábrica -más equilibrado- le favorece, pero que en cuanto comienza a adaptarse al manejo del tricampeón Max Verstappen, se aleja irremediablemente de su estilo.
En un fin de semana donde, sin correr la práctica 1 por ceder su asiento al novato piloto de F2, Isack Hadjar, Pérez mostró en las siguientes dos sesiones en el circuito de Silverstone que había recuperado la confianza en su coche. Pero, ya durante la Q1 quizá una precipitada salida con neumáticos blandos en una pista todavía mojada, Checo terminó en la grava, haciendo más profunda su crisis en Red Bull.
Es cierto, la escudería comandada por Christian Horner ya no tiene el mejor auto de la parrilla, todavía parece que fue ayer cuando en las temporadas 2022 y 2023 con los RB18 y RB19 el equipo arrasaba al resto de la parrilla. Sin embargo en 2024, Red Bull decidió apostar por un diseño radical para el RB20, y si bien comenzó el serial con cuatro podios dobles en cinco Grandes Premios, el resto de las victorias de Verstappen han sido más mérito del manejo del neerlandés que del desempeño propio del coche.
Y en esta debacle de Red Bull, Pérez ha sido una vez la víctima favorita -con el ya consabido mal ingeniero de carrera que tiene en el inglés Hugh Bird-, en donde tanto la prensa europea lo baja cada semana de unos de los asientos más calientes de la F1. Sin embargo, el propio Checo hace más grandes estos malos momentos cuando los errores son de su manejo, tal como ocurrió en Mónaco en 2022.
Hoy dos factores que hacen más profunda la crisis de Checo en Red Bull; por un lado, el que el equipo ya no tiene el mejor auto, y que ante la amenaza en el campeonato de constructores de McLaren y ya también Mercedes, que la escudería necesita a sus dos pilotos sumando puntos. En 2021, Pérez sumo 5 podios y su peor racha sin podios fue de ocho GPs, pero la ayuda del mexicano para que Max alzara su primer título fue crucial. En 2022 aún cuando logró el tercer puesto en el campeonato de pilotos, Pérez firmó su temporada más productiva en RB con 11 podios y su peor racha sin ellos fue sólo de 3 carreras; en 2023, la de subcampeonato, el de Jalisco se subió 9 veces al podio y su racha sin conseguirlo fue nuevamente de 8.
En 2024, Pérez ha sumado tres segundos lugares y un tercero, pero su sequía sin podios ya se extiende a 6, por lo que es vital que el mexicano logre al menos uno antes del parón de verano (Spa-Francorchamps en Bélgica) e irse a descansar con un status quo positivo para enfrentar la segunda mitad de la temporada. Hoy, ya renovado hasta 2026, el equipo parece preguntarse si la extensión contractual de Pérez (dada para inyectarle confianza) no fue una buena decisión.
Pérez debe desatorarse ya, el manejo lo tiene y la fortaleza mental siempre la ha demostrado. Depende sólo de él una vez más.