Lo que para muchos puede resultar una telenovela o un ardid mediático, lo cierto es que el tema del nuevo contrato de Lewis Hamilton con Mercedes es el que domina la conversación en la Fórmula 1. Una pregunta flota en el aire: ¿será que pese más el dinero que el hambre de seguir rompiendo todos los récords de la máxima categoría?
Es indudable que Lewis es el piloto más rentable de por lo menos la última década: campeón en sus equipos (McLaren y Mercedes), mayor número de victorias (95), pole positions (98), ganador del 35.7% de las carreras que ha formado parte (266), entre otros récords, resultando en siete campeonatos, igualando el alguna vez inalcanzable palmarés del alemán Michael Schumacher.
Este 2021 suena (o sonaba) como el año definitivo para él, en el que sumaría un octavo galardón que lo consagre de una vez por todas como el mejor piloto de la historia del Gran Circo, emulando a leyendas del calibre de Juan Manuel Fangio que alzó cinco, así como Sebastian Loeb en Rallies con nueve, o Giacomo Agostini con MotoGp con siete.
Pero, en un 2020 atípico marcado por la pandemia, Hamilton apostó por posponer la firma de su continuidad, eligiendo hacerlo ya con su séptimo título adornando las vitrinas de su casa, confirmando ser el mejor piloto de la parrilla por mucho.
Este compás de espera parece que hoy le juega en contra al piloto inglés de 36 años, cuando los pocos equipos que podrían ofrecerle un sueldo competitivo ya tienen sus posiciones cubiertas y donde Ola Källenius, CEO de Daimler AG, no está dispuesto a pagar lo que pide, por el tiempo que pide. Sumado a lo anterior está la demostración de George Russell en el GP de Sakhir (piloto propiedad de Mercedes, fichado por Williams), que sembró la duda en los ejecutivos, poniendo al descubierto que si hay un piloto capaz al volante de una flecha de plata diseñada por Mercedes, es altamente probable que pueda ganar carreras en el equipo delineado y dirigido por Toto Wolff.
Según diversas versiones periodísticas, Hamilton está solicitando dos cosas para firmar: un salario superior a los 50 millones de euros (que no supera por mucho su actual sueldo), pero en donde el factor en juego es el tiempo de éste: cuatro años, y se sabe que Daimler apuesta por uno o dos máximo.
Como para cualquier atleta, la edad comienza a convertirse en un elemento en contra para Lewis, así como el salario que recibe: ¿por qué pagarle a alguien esta cantidad (en tiempos como los de ahora en donde Mercedes eliminará cerca del 15% de su personal alrededor del mundo ante una baja en ventas del 10% en la industria automotriz global por el coronavirus), si tengo (en Russell) a un potencial ganador de carreras (campeón quizá) que cuesta muchísimo menos y cuya probabilidad de estancia en la F1 los próximos años es más alta?
Lewis tendrá que decidir entre ceder con Mercedes si desea lograr ese ansiado octavo título, entre dinero o extender su gloria. Si se va, sería una lástima que un piloto de su nivel quede fuera por una cuestión meramente salarial.