En la carrera por encabezar la dirigencia de Morena se asoman varios punteros. Sin embargo, no todos cuentan con las tablas necesarias para llevar las riendas de una de la fuerza política más importante que ha surgido en los últimos tiempos en la vida de este país.
Unión para hacer frente a los embates de la oposición, cohesión y fortaleza operativa son los principales objetivos que debe tener en su agenda quien logre los votos para apuntalar sus logros.
Mario Delgado, Porfirio Muñoz Ledo, Gibrán Ramírez e incluso, Antonio Attolini son algunos de los que pretenden llevar al partido Movimiento de Regeneración Nacional, hacia su cúspide electoral el próximo año.
La pugna que se ha formado entre las llamadas tribus interiores y el reto que viene amerita que se revisen las verdaderas capacidades que aportarán a lograr el resultado, antes que sólo las aspiraciones, pues se vislumbran importantes tomas de decisiones con las elecciones del siguiente año.
El actual diputado federal Porfirio Muñoz Ledo entregó recientemente la documentación requerida y si se revisa su trayectoria política que sin duda por años no paramos, pero ¿no es esta su principal desventaja?. Una jornada electoral requiere de una alta disposición de energia, tiempo, trabajo en campo. Requiere una salud impecable para sobrellevar el ritmo que demanda una elección, que Don Porfirio carece. A su avanzada edad hay que sumar sus hábitos con el alcohol que le restan a fuerza que se necesita para seguir ganando terreno.
Con 87 años, y una larga carrera política y diversos cargos en la administración pública, el veterano ha tomado por bandera la “necesidad de unidad” en el interior, sin detenerse a recordar que fue uno de los que provocó las primeras pugnas entre sus correligionarios por querer mantenerse al frente del Congreso de la Unión cuando el tiempo le marcaba que pasara la batuta a alguien más.
Esa cohesión interna que tanto enarbola, podría deshacerse en caso de que resultara electo. Lo cual se vislumbra casi imposible.
En el otro lado de la moneda se encuentra el joven Gibrán Ramírez, quien con su trayectoria en la academia y asesor en el Senado de la República no dimensiona el tamaño del reto que viene, ni figura como una pieza clave que pueda unificar las posturas tan diversas que hay actualmente en el partido.
De Mario Delgado habla su liderazgo en la actual legislatura que le ha valido para ser considerado uno de los personajes con potencial para llevar al partido a culminar su oleaje que mantiene desde que empezó la 4T. Su capacidad de diálogo lo ha mantenido como una pieza clave en las situaciones más adversas por las que ha atravesado la presente Legislatura.
Ha tenido un amplio desempeño desde hace años en las filas de izquierda. Ha sido político desde su juventud. Tiene la experiencia en los aspectos que más requiere un dirigente de partido: capacidad operativa, liderazgo y visión.
El apoyo con el que cuenta entre sus correligionarios lo ha mantenido como uno de los aspirantes más sólidos.
Las encuestas de opinión que se han llevado a cabo sobre la inclinación en las preferencias, lo han mantenido en los tres primeros lugares.
Es de destacar las negociaciones que ha llevado a cabo para cimentar las reformas y decisiones políticas que plantea el presidente de la República. Sin duda vienen tiempos decisivos, y su nombre no ha dejado de estar presente en la contienda.