Ricardo Monreal presenta una iniciativa en el Senado para regular las redes sociales. Arrobado en formas curiales, papales por momentos, a semejanza de las ínfulas monacales de López Obrador, al senador por Morena no se le ocurre otra cosa que intervenir las redes sociales con el pretexto de no afectar a terceros. La iniciativa es interesante porque exhibe a Morena. Las redes sociales acaparan la atención de los ciudadanos porque, al menos hasta hace unos meses, eran espacio de libertad, ámbitos democráticos, lugares ajenos a las prácticas inquisitoriales frecuentes en los medios tradicionales de comunicación. Monreal, preparando las elecciones de junio, entiende que hay que contener la crítica a la incompetencia de su partido en todos los rubros. No le parece por ejemplo que sea relevante la postulación de hijas, hermanos y primos a puestos de elección popular, considera más urgente intervenir las redes. No entiende que el combate al crimen sea prioritario, sino la manipulación de las redes. No cree que haya que ordenar en virtud de la eficacia la campaña de vacunación, sino la injerencia del gobierno en los mensajes de las redes sociales. La iniciativa tiene un tufo inquisitorial inseparable de Morena. El Estado debería ser ajeno también a los intereses de las sociedades no tan secretas que se presentan como sustitutas de la integración social, que con el pretexto del más allá hacen lo que se les pega la gana en el más acá.

Si Morena tiene problemas con las redes, que prescinda de ellas. Lo que se antoja una majadería es que el gobierno censure a los directivos de negocios privados en virtud de sus intereses políticos. La iniciativa exhibe lo que Morena entiende por pluralidad y democracia: el pensamiento único. Pero a la 4T no le basta con proponer la censura a las redes, sino que además promueve la creación de las propias. Desde luego, si lo hicieran con su dinero no habría mayor problema. Sin embargo, López Obrador quiere financiar la ocurrencia con presupuesto público, busca crear una intranet que aísle más al país de lo que sucede en el mundo. En una coyuntura en que también Monreal presenta iniciativas para avalar el blanqueo de capitales cuya consecuencia es la huida de inversores extranjeros, propone manipular las redes para que el ciudadano no pueda opinar, ni organizarse, ni agruparse, ni expresar sus críticas contra medidas destinadas a demoler los escasos espacios de democracia efectiva.

No es necesario que Morena intervenga las redes sociales, ni tampoco que impulse las propias a cargo del erario. Basta con que no utilice las que ya existen. El senador lo tiene fácil, no es en absoluto necesario que manipule más en virtud de un hipotético respeto a terceros, puede darse de baja. No lo echaremos de menos, como tampoco lo hacemos en el Metro.

@JorgeCamachoMEX

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