Todo proceso electoral revela información sobre los ciudadanos y su estado de ánimo. Además, permite dirimir las disputas naturales entre fuerzas políticas en competencia. Destaco algunas de las revelaciones que los resultados de este domingo ofrecen.
1. Construir una candidatura presidencial exitosa requiere de varios años. El México contemporáneo ha vivido tres alternancias. En todas ellas, los candidatos de oposición exitosos empezaron la carrera presidencial con años de antelación. Fox dejó Guanajuato después de las elecciones intermedias, Peña Nieto se posicionó a nivel nacional prácticamente desde que asumió la gubernatura, y López Obrador llegó al 2018 tras dos contiendas previas. Todos contaban con un buen posicionamiento nacional y un equipo de trabajo consolidado.
Sheinbaum siguió esta misma ruta y se dio a conocer favorablemente en el país desde 2022. Las encuestas nacionales publicadas en EL UNIVERSAL registraron el crecimiento sostenido de la exmandataria capitalina. Xóchitl Gálvez, en cambio, optó por la carrera presidencial apenas un año antes de la elección, mientras que Máynez fue designado candidato cuando era un desconocido para el público nacional y a solo un par de meses del inicio de la campaña. El riesgo de entrar a la contienda con un posicionamiento débil es una mayor vulnerabilidad a la crítica y/o a una campaña negativa. Esa fue la experiencia de Xóchitl Gálvez cuando se enfrentó al presidente López Obrador.
2. Las campañas modifican las preferencias, pero a veces en una dirección inesperada. Una verdad de Perogrullo es que las campañas pueden modificar las preferencias ciudadanas. Este fue un socorrido argumento antes del inicio de la campaña (marzo) y se esperaba que la ventaja de Sheinbaum sobre Gálvez se redujera significativamente. En febrero, por ejemplo, la encuesta de Buendía y Márquez publicada en EL UNIVERSAL registraba una ventaja de Sheinbaum de 23 puntos.
La campaña en efecto modificó las preferencias, pero no en la dirección esperada. El primer debate, y otros eventos cercanos a esa fecha, deterioraron el posicionamiento de Xóchitl Gálvez. Sus negativos aumentaron significativamente, mientras que sus positivos se mantuvieron prácticamente iguales. Jorge Álvarez Máynez, en cambio, irrumpió en la contienda con una publicidad fresca y novedosa. Sus niveles de conocimiento se dispararon y terminó la campaña con mejor posicionamiento que Gálvez. La brecha entre esta y Sheinbaum no disminuyó sino que se amplió.
3. La elección NUNCA estuvo cerrada. A lo largo de varios meses hubo guerra de narrativas entre la oposición y el partido oficial. Para los primeros la contienda era muy disputada, mientras que los segundos sostenían llevar una clara ventaja basados en las encuestas en vivienda que así lo indicaban.
Los resultados de este domingo confirman que Sheinbaum siempre tuvo una abrumadora ventaja entre la ciudadanía. Desde la primera medición de Buendía y Márquez para EL UNIVERSAL, en octubre del año pasado, se observó una abrumadora ventaja de 2 a 1 de la futura presidenta. El proceso de nominación de Morena hizo de Sheinbaum un personaje más conocido y mejor valorado por la población. Xóchitl, en cambio, inició la carrera presidencial con opiniones divididas, en buena medida producto de su confrontación con el presidente.
¿De dónde surgió la idea de una elección cerrada? Esta narrativa se sustentó al parecer en los resultados electorales de 2021. En esos comicios la coalición PAN-PRI-PRD obtuvo cifras similares a las de la coalición oficial. Las circunstancias de 2024, sin embargo, distan de las de 2021. En ese año se vivían todavía los efectos de la pandemia. Los resultados de las 8 elecciones de gobernador celebradas en 2022-2023, además, ya indicaban el debilitamiento de la coalición opositora: perdieron 6 de los 8 estados en disputa, incluyendo la joya de la corona, el Estado de México.
En 2021 Morena acudió a las urnas con solo 7 gobiernos estatales en el bolsillo. Para el domingo pasado contaba ya con 23 de ellos, por lo que la oposición llegó en extremo debilitada a su cita con las urnas. Se quedó, incluso, sin una gran parte de sus líderes políticos naturales, los gobernadores. Los votos alcanzados solo reflejaron su endeble condición.
Director de Buendía y Márquez