Las dos dimensiones más importantes de la opinión pública son la dirección y la intensidad. La dirección es la postura de los ciudadanos frente a un tema: aprueban o reprueban, a favor o en contra o también su preferencia electoral. Como su nombre lo sugiere, la intensidad es el grado de fuerza con el que se expresa una opinión: aprobación total o parcial, muy o algo a favor, etc.

En lo que concierne a la evaluación de un gobernante la atención se centra siempre en la dirección (porcentaje de apoyo) y rara vez nos ocupamos de su intensidad. A diferencia de las mediciones de preferencia electoral, que pueden contrastarse con el resultado de la elección, no hay forma de validar las estimaciones de aprobación presidencial. Es un dato generado a través de encuestas y por tanto sujeto a problemas de medición y error muestral.

Hay diversas maneras de medir el apoyo ciudadano a un gobernante. Una de ellas es una escala del 1 al 10 donde el entrevistado califica la gestión como se hace en la escuela. Este tipo de medición presenta pocos cambios en el tiempo y, si consideramos al porcentaje de ciudadanos que emite una calificación de seis o más, tiende a arrojar un elevado porcentaje de aprobación.

La pregunta más generalizada para medir el apoyo ciudadano es si se aprueba o desaprueba el trabajo del presidente. Es una pregunta desarrollada en Estados Unidos y hoy aceptada internacionalmente. Su comparabilidad la hace hoy la pregunta más utilizada y prácticamente todas las casas encuestadoras utilizan variantes de ella. Quizá la principal variante en México es que algunos preguntan sobre el acuerdo presidencial (¿está de acuerdo o en desacuerdo con…?).

Existen, sin embargo, otras preguntas para evaluar el desempeño de un gobernante. En nuestro caso, hemos experimentado con viñetas para medir el respaldo ciudadano. Este es un formato cuyo uso es muy extendido para evaluar la satisfacción de las personas con un servicio o producto. El encuestado indica qué cara de satisfacción o insatisfacción refleja mejor su evaluación. Este formato de pregunta, aplicado al desempeño presidencial, arroja sostenidamente números más bajos de la gestión gubernamental.

Hoy, mientras la pregunta de aprobación presidencial arroja un respaldo del 64 por ciento al presidente López Obrador, el porcentaje de satisfacción a través del uso de viñetas es de 52 por ciento. Desde el sexenio de Calderón, en la medición con viñetas el porcentaje de satisfacción está por lo menos 8 puntos porcentuales por debajo del porcentaje de aprobación. La principal divergencia entre ambas formas de medición tiene que ver con la intensidad de la opinión. Cuando la intensidad del respaldo a López Obrador es fuerte, diferentes maneras de preguntarlo no hacen mucha diferencia. En cambio, aquellos con opiniones más débiles tienden a ser inconsistentes. En el caso de AMLO, y también en el de sus predecesores, quienes aprueban parcialmente al presidente tienden a tener una opinión neutral con el uso de viñetas. Ello se traduce en un menor porcentaje de respaldo.

El apoyo a un gobernante es crucial en toda sociedad. Al ser una idea que solo puede medirse a través de encuestas es fundamental capturar todos sus rostros y dimensiones, incluyendo la intensidad. Muchos mitos y malentendidos sobre aprobación presidencial tienen como origen una medición deficiente.

Twitter: @jblaredo

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