Si hasta el momento los ciudadanos no culpan al presidente por la emergencia sanitaria ni por sus devastadoras consecuencias socioeconómicas, ¿qué puede explicar el respaldo a su gestión? A reserva de comprobarlas por medio del análisis estadístico, tres hipótesis merecen ser exploradas.
Una de ellas se apoya en la evidencia de que muchos ciudadanos no están juzgando al presidente por los resultados económicos o de seguridad, por citar solo algunos ámbitos. Quizá estemos en una circunstancia en la que, como advirtió Montaigne hace siglos, la intención juzga las acciones. Señala el autor de Los Ensayos: “Nuestra obligación no puede ir más allá de nuestras fuerzas y nuestros medios…solo la voluntad está en nuestro poder”. Los ciudadanos culparán al presidente por la crisis económica cuando les quede claro que la principal causa del deterioro en sus condiciones de vida son las malas decisiones gubernamentales, y no la pandemia o la herencia recibida de gobiernos anteriores. La intención de cambiar al país es una poderosa idea cuando la demanda ciudadana de cambio sigue presente.
Si muchos juzgan al presidente por sus intenciones, el combate a la corrupción quizá es lo primero que viene a la mente. Es el ámbito de gobierno mejor evaluado y el que le permite construir una coalición de apoyo ciudadano centrado en dos actores clave: los simpatizantes de Morena y los llamados independientes o apartidistas. Ambos grupos se caracterizan por su rechazo al status quo, sobre todo en el ámbito político. En el pasado, los independientes le daban la espalda rápidamente al presidente y a su partido. Por su fuerza numérica, y su volatilidad político-electoral, este segmento dicta el ritmo de la opinión pública en el país. El discurso anti-establishment de López Obrador se ajusta perfectamente a la visión de este grupo. El discurso presidencial es música para sus oídos. Hoy, los independientes son uno de los pilares de la aprobación presidencial y significan cerca de la mitad del respaldo a López Obrador. Son también un pilar de la fuerza electoral de Morena.
El último elemento que explica la aprobación de López Obrador es más conocido: los programas sociales. Hoy, 4 de cada 10 mexicanos considera que son el principal acierto de este gobierno. Si a ello le aunamos que varios están identificados con la figura del hoy primer mandatario, su impacto político es todavía mayor. Los programas sociales son también evidencia de que al presidente se le puede juzgar por sus intenciones pero también por sus resultados.