A tres meses de la cita con las urnas, se aprecian algunas tendencias que ayudan a entender la dinámica electoral nacional. Destaco algunas que me parecen de la mayor relevancia.
1.- 2018 no fue una excepción. En 2006 la candidatura de Roberto Madrazo llevó al PRI a su peor desempeño electoral hasta entonces. Sin embargo, se recuperó en elecciones subsecuentes e incluso alcanzó la presidencia. Es lo que se conoce como un regreso al promedio. Hoy todo indica que la tendencia iniciada en 2018 se mantiene. Por un lado, en las encuestas, la intención de voto por Morena está por encima del 37% que obtuvo en la elección de diputados de tres años atrás, mientras que PAN y PRI están en un nivel similar. Por el otro, la imagen de los hoy partidos de oposición tampoco registra mejoría: en febrero de 2015, el balance de opinión del PRI (positivos menos negativos) era de -17, en febrero 2018 de -38 y hoy es de -35. Acción Nacional, por su parte, tiene un balance de -4, +6 y -17. Para el PRD las cifras son: 0, -5 y -12 respectivamente (las cifras son de las encuestas nacionales de Buendía& Márquez). En otras palabras, la imagen de los partidos de oposición es hoy tan mala como en 2018 (PRI) o incluso se ha deteriorado (PAN y PRD).
2.- Los independientes se inclinan por Morena y los partidos minoritarios. Aproximadamente la mitad del electorado no se identifica con un partido político. La presencia de jóvenes y personas con estudios universitarios le otorga a esta categoría un perfil especial. Tradicionalmente los independientes son muy críticos del partido gobernante, pero no en el sexenio actual. El discurso anti-establishment, anticorrupción, de la coalición gobernante explica el atractivo de Morena para ellos, y también por qué PRI y PAN les despiertan pocas simpatías. Si el descontento con el gobierno de López Obrador se canaliza a través de los partidos minoritarios, y no a través de PAN o PRI, el resultado es una mayor fragmentación del voto y, en consecuencia, menos distritos electorales competidos. Además, a través de sus aliados PVEM y PT, la coalición oficial logra mantener de su lado a una parte importante del voto por los partidos minoritarios.
3.- Si conserva la fuerza de 2018, Morena estará sobrerrepresentado en la Cámara de Diputados. Nuestro sistema electoral beneficia al partido mayoritario. Dependiendo del grado de fragmentación del voto, el partido más votado tiene un porcentaje de curules superior a su porcentaje de votos cuando éste último oscila entre 30% y 35%. Si los partidos obtuvieran los mismos votos que en 2018, pero las curules se asignaran de acuerdo a las coaliciones actuales (PAN, PRI y PRD por un lado y Morena, PV y PT por el otro), Morena y sus aliados obtendrían 299 de las 500 curules. Es decir, con 45% de los votos, este bloque obtendría hipotéticamente 60% de las posiciones en la Cámara.
Estamos a un mes de que inicien las contiendas por los 300 distritos. Las tendencias naturalmente pueden cambiar. Para revertirlas será fundamental que PAN y PRI capitalicen una mayor proporción del voto de protesta. De lo contrario, la amplia brecha entre el primer y segundo lugar se traducirá en una importante sobrerrepresentación de Morena y sus aliados.
@jblaredo