El escenario político se convulsiona conforme se acercan las elecciones del 2023 y 2024. Ya en plena carrera por la elección presidencial con las “corcholatas” de AMLO y las indefiniciones de los opositores que no terminan por ponerse de acuerdo, los tiempos ya están encima.

En temas electorales el Estado de México está encima como la joya de la corona y último tren para alimentar las aspiraciones de la fallida alianza opositora y esfuerzos sucesivos que se anuncian improvisadamente. La idea de unirse para contender no tiene desperdicio, pero como siempre el diablo está en los detalles y como anticipamos aquí pretender juntar al PAN con el PRI era fórmula explosiva y explotó.

Ahora el único reto que enfrenta Morena para ganar el Edo Mex es ponerse de acuerdo e integrar a Higinio Martínez cosa que se les ha complicado, pero que le es indispensable a la maestra Delfina para consolidarse ya que enfrente no se ve que la candidata del PRI vaya a pelear realmente la gubernatura y al candidato del PAN ya lo aplacaron y retribuyeron sus esfuerzos.

Si recordamos el principal logro del PAN ha sido sacar al PRI de los Pinos, pero en realidad fue logro de Vicente Fox apoyado por personalidades como Santiago Creel, Pedro Cerisola, Jorge Castañeda, Ramón Muñoz, Julio Frenk, etc. soportados por los empresarios organizados y muchos otros profesionales interesados en un cambio después de 70 años de gobierno priísta.

De hecho el PAN fue la marca que se usó, pero no fueron panistas de cepa los que lograron la hazaña, de ahí la pobre frase de Felipe Calderón de que Fox sacó al PRI de los Pinos y que él metió al PAN a los Pinos, que fue sello de su sexenio dedicado a perseguir Foxistas y a mal imitar a los priístas, que derivó en la absurda guerra contra el Narco y en que el PAN perdiera la presidencia de nuevo con el PRI de Enrique Peña, tan solo con seis años de panistas gobernando. Repito el gobierno de Fox fue Foxista, que no panista.

El PRI gobernó sin problemas para permanecer mientras se mantuvo en un partido de centro-izquierda con una sólida alianza con la base obrera, popular y campesina y empezó a perder piso cuando se movió hacia la centro-derecha con Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo alejándose de la base social que siempre lo apoyó.

No es ciencia oculta entender que en un país con la desigualdad que impera en México la base de la pirámide -círculo verde- es mucho mayor que la cúspide -círculo rojo- y que quien establezca y atienda esa base ganará en las urnas.

Morena entiende perfectamente esto y su éxito se ve en las 22 gubernaturas que ya acumula en tan solo 8 años de contender y en su inminente triunfo en el Edo Mex y en el 2024 y es curioso que cada vez se parece más a ese PRI de centro-izquierda, por ello no sorprende que cada vez más se sumen de hecho liderazgos priístas, exgobernadores, alcaldes y personalidades.

A Morena después de AMLO cuya popularidad influye más que el partido hoy día, le quedan dos opciones nada más: se radicaliza y desaparece o se modera y prevalece como el nuevo (PRI)MOR parecido a aquel de los años 70tas y anteriores como partido flexible que se mueve entre la izquierda de Echeverría y la centro-izquierda de JOLOPO, pero con “autoridad moral”.

Ante este escenario, es pues que veremos en estos dos años el nacimiento de la Morena hegemónica apoyada por lo que queda del PRI y si se consolida como todo parece indicar, baste ver la historia de décadas de oposición del PAN desde la derecha que no ganaron elecciones.

Si el PAN único partido de oposición real que queda quiere volver a gobernar va a necesitar reinventarse de cero y cerrar filas con la base social que hoy no tiene o esperar a que Movimiento Ciudadano los rebase por la derecha. Al tiempo.

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