A tres días de las elecciones para Gobernador en 6 Estados de la República se ve la descomposición política en todo su esplendor. Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Tamaulipas, Oaxaca y Quintana Roo son motivo de un pleito a muerte entre los partidos y sus dirigentes. PAN, PRI y PRD vs Morena y aliados protagonizan una fiesta mediática que no deja a nadie bien parado, pero sin duda en la cual el PRI se está llevando –otra vez—la peor parte.

Grabaciones van y vienen. Alito Moreno el dirigente del PRI ya no ve lo duro sino lo tupido y aunque se defiende con alguna grabación argumentando que es venganza por no haber jalado en la reforma eléctrica con Morena, el hecho es que sí son de escándalo loco las grabaciones que le publican y sí le está haciendo un enorme daño al PRI que lo entierra cada vez más en el inventario de los odios de la mayoría de la población.

Quiérase o no, las trapesias y descuidadas conversaciones del Presidente incómodo del PRI también afectan a la alianza opositora con el PAN y el PRD que arma la resistencia a la aplanadora Morena que les sigue ganando elecciones al por mayor.

El dilema no es menor, ya que sin alianza ninguno de los partidos en cuestión ganaría una elección y con ella todos se llevan su raspón cuando le pegan con solidez a alguno de los tres, sobre todo al PAN y al PRI.

Las alianzas son pragmáticas sin duda; pero conllevan su cuota de problemas y eso lo sabe Morena que no desaprovecha oportunidad para hacerlo evidente. Este pragmatismo también aplica cuando ambos bandos no escatiman en usar recursos para realizar grabaciones ilegales, filtrar información privada que no debiera hacerse pública y la visión política se impregna de corto-placismo con tal de ganar la elección en puerta, aunque se hipoteque el futuro de mediano y largo plazo.

El arsenal de bombas mediáticas y legales está lleno y se está usando sin duda por parte del gobierno y en cierta medida por la alianza opositora, creando una muy mala imagen para el quehacer político, ante una sociedad que no sale del asombro al ver que muchas prácticas a las que se ha opuesto por decenas de años, siguen vigentes hoy en operadores del presupuesto público dentro de partidos y gobiernos estatales.

Es previsible que en estas elecciones del domingo 4 o 5 estados vayan a ganarse por Morena y sus aliados. También que de las elecciones del año que entra en el Estado de México y Coahuila, el primero que es la joya de la corona pase a las líneas de Morena de la mano del grupo de Texcoco que encabeza Higinio Martínez Miranda.

Que Morena gobierne 17 estados y después del domingo suba a 21 o 22 estados, es producto de que la sociedad está cansada del pragmatismo descompuesto que impregna la política desde hace muchos años y busca opciones para creer en la dignificación del ejercicio público, se logre o no.

En este ambiente de desprestigio en partidos y gobiernos, no será extraño ver que surjan nuevas opciones políticas que creen esperanza y ganen elecciones. Tal y como ya pasa en otras partes del mundo. Más valdría dejar de lado el pragmatismo y construir paso a paso opciones con ideología y valores que si conecten con la sociedad.

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