Durante más de 26 años hemos trabajado con adolescentes que han cometido algún delito, tenemos un modelo sistematizado y probado de cómo trabajar de forma multidisciplinaria con nuestros jóvenes. Es un modelo que funciona muy bien, el 96% de nuestros jóvenes no vuelve a cometer un delito, pero ¿qué pasa cuando no podemos hacer lo que sabemos hacer de forma presencial?

Desde hace tres meses no hemos podido estar en contacto presencial con los adolescentes que están cumpliendo alguna medida legal con nosotros.

Hemos tenido, como muchos, que adaptar nuestro trabajo y sobre todo nuestra forma de intervención. No ha sido fácil y en un inicio, nos preocupaba muchísimo no poder tener el mismo impacto a la distancia.

Sin duda un espacio terapéutico nunca será lo mismo a la distancia que con la energía que se genera entre las personas en un mismo espacio, hacerle sentir a alguien lo importante que es, lo que nos preocupa y el interés que tenemos en que pueda tener una vida mejor, no es tan fácil a través de un dispositivo.

Pero no sólo es el reto de hacer nuestro trabajo a través de un dispositivo electrónico, existe una barrera que complica aún más las cosas, no todos tienen internet, computadora o algún dispositivo para poder conectarse. La pandemia ha puesto en evidencia la gran brecha de conectividad que existe en nuestro país.

Aunque pareciera de inicio que el poder seguir cerca de nuestros chavos y seguir realizando nuestro trabajo con la misma calidad humana y profesional podía ser muy complicado e incluso imposible, hemos descubierto todo lo contrario.

Sé que durante estos meses hemos visto lo mejor y lo peor del ser humano durante la pandemia. En este espacio he hablado del crecimiento de la violencia familiar, especialmente a las mujeres, de la angustia y la ansiedad del encierro, de la falta de liderazgo para mantenernos a salvo, entre otras cosas.

Pero también cosas muy buenas han pasado, nosotros en Reintegra hemos sido testigos de algunas de ellas y es lo que hoy quiero compartirles, los logros y las buenas noticias que hemos tenido en el trabajo con nuestros chavos a lo largo de estos tres meses.

Primero, en este tiempo ninguno de los adolescentes con los que trabajamos ha vuelto a cometer un delito, esto en su solo ya sería un gran logro, aun así, para nosotros lo importante es lograr un cambio de fondo, donde generen un proyecto de vida positivo en el que permanezcan.

En ese sentido en todo este tiempo nuestro equipo, con gran corazón y mucha disposición ha logrado de una forma u otra estar en contacto con ellos, apoyarlos a manejar la ansiedad que genera el aislamiento, trabajando la importancia de cuidarse y a través de su cuidado cuidar a otros. Nos ha servido para que reflexionen como lo que hacemos no solo nos afecta a nosotros, sino a toda la sociedad, que asimismo piensen en la importancia de ser responsables con nuestras conductas.

A partir del llamado a quedarse en casa, la contingencia sanitaria nos ha facilitado la reflexión con los adolescentes sobre el valor de la libertad. Si perder la libertad estando en mi casa, con mi familia y con “comodidad” me hace sentir así, ¿cómo será perder mi libertad estando en una comunidad de internamiento?

Muchos padres han podido pasar más tiempo con sus hijas e hijos, logrando que sea tiempo de calidad. Hemos podido acompañar a los adolescentes y a sus familias a generar espacios de convivencia positiva, para favorecer el desarrollo de cada uno de los miembros y de la familia como grupo.

Nos sentimos muy agradecidos con las familias que nos han permitido acompañarlos durante estos meses tan difíciles. Ha sido un reto encontrar las formas de permanecer cerca, pero muchas de ellas nos han permitido aprender una nueva forma de hacer las cosas.

Sin duda ni Reintegra, ni nosotros como individuos volveremos a ser los mismos después de estos meses, pero lo que nos llena de esperanza es ver familias más unidas, jóvenes más comprometidos y constatar que tenemos un equipo preparado para enfrentar las dificultades dando lo mejor de ellos.

El panorama sigue siendo complicado, no es momento de bajar la guardia, pero siempre es buen momento para una buena dosis de esperanza, deseando que de esta emergencia sanitaria salgamos siendo mejores personas.

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