Jesús Zambrano

Termina la pesadilla, comenzará proyecto socialdemócrata

Debemos apuntalar una democracia con alma social, mitigar la desigualdad, defender las libertades y desterrar el autoritarismo.

Articulista Jesús Zambrano. Foto: EL UNIVERSAL
05/10/2023 |04:25
Jesús Zambrano
autor de OpiniónVer perfil

Estamos a ocho meses de las elecciones del 2 de junio próximo, y a un año de que concluya el sexenio obradorista. Será el 1 de octubre del 2024 cuando AMLO se quite la banda presidencial y sea entregada por primera vez en México, a una mujer.

Lo que empezó para una mayoría de votantes como la “esperanza” de un gobierno supuestamente de izquierda, se convirtió rápidamente en un delirio populista de corte autoritario e irracional como no se había visto. La obra destructora de instituciones republicanas y democráticas por parte de López Obrador la ha visto todo mundo.

Desde el principio de este gobierno, señalé que Andrés Manuel López Obrador no era de izquierda y que se equivocaban quienes —en el 2018— nos decían que no estábamos del lado correcto de la historia.

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Después de cinco años puedo decir que teníamos razón. Doy ejemplos de decisiones fundamentales de este individuo que no tiene nada que ver con políticas de izquierda, ni laica, ni libertaria, ni mucho menos socialdemócrata:

La principal es su obsesión por militarizar la seguridad pública y meter a las fuerzas armadas en todo, al grado de que —hoy— son responsables de más de doscientos cargos de carácter civil sin control institucional en el manejo de los recursos públicos. Y no sólo eso, sino hasta exonerándolas de las masacres de Tlatelolco e Iguala. Es necesario recordar que algo similar sucedió al inicio de las dictaduras de Venezuela y Nicaragua.

El otro rubro fundamental es el desprecio y violación del Estado de derecho, que inició con la cancelación de las obras del aeropuerto de Texcoco, sin fundamento técnico-legal alguno, y que está costando al país no menos de 300 mil millones de pesos para, en cambio, priorizar un aeropuerto de tercera categoría (el Felipe Ángeles), y abandonar el mantenimiento del Aeropuerto Internacional de la CDMX, cuyo funcionamiento está en profunda crisis.

En ese mismo sentido, está el atropello a la división de poderes y los contrapesos institucionales al pretender someter al Poder Legislativo, desacreditando a la Corte como cúspide del Poder Judicial, y tomando decisiones por encima de la Constitución.

La máxima obradorista de que “no me vengan con que la ley es la ley” lo desnuda como un autócrata y es, a todas luces, contraria a la doctrina juarista.

La pretensión de desaparecer al Instituto Nacional Electoral o, por lo menos, someterlo para controlar las elecciones, es opuesta a las luchas que —por décadas— dimos en México para tener una institución electoral autónoma e independiente del gobierno y lograr la democracia.

También han pretendido eliminar al INAI y a los otros órganos constitucionales autónomos.

Igualmente, tenemos los ataques a la seguridad social, la salud, la educación, el retiro de apoyos al arte y la cultura, así como el desprecio a la investigación, la ciencia y la tecnología. Tampoco se puede ignorar el fracaso del combate a la inseguridad y la tolerancia gubernamental a la actuación de la delincuencia organizada con la que se alían para ganar elecciones. En suma, López Obrador, Morena y sus aliados, se han convertido en todo lo contrario a lo que decían defender.

Vivimos horas de emergencia nacional que exigen la necesaria unidad de todas las fuerzas comprometidas con la defensa de los principios fundamentales de la República democrática, para apuntalar una democracia con alma social, mitigar la desigualdad, defender las libertades y desterrar el autoritarismo mediante un gobierno de coalición surgido de una alianza de fuerzas políticas y la sociedad civil.

Afortunadamente, un número bastante amplio de la ciudadanía, confiamos en que en el 2024 México será gobernado por una mujer de raíces indígenas que ha defendido a las y los pueblos originarios, que conoce de cerca las carencias y necesidades de nuestra sociedad, una mujer de la cultura del esfuerzo, ingeniera y empresaria que tiene soluciones a los problemas nacionales.

Con ella comenzará un proyecto socialdemócrata. Estoy convencido que Xóchitl tiene ese perfil que el país necesita para dejar atrás la pesadilla dictatorial.