Vivimos en un mundo globalizado de gran complejidad en el cual los gobiernos deben coordinarse para dar respuestas eficientes y eficaces.
Son tiempos inciertos para millones de personas que experimentan pobreza; mujeres y niñas que padecen violencia y desigualdad de oportunidades; países y comunidades al borde del desastre climático; familias que huyen de conflictos bélicos o por falta de oportunidades.
Esto exige respuestas de fondo propias de un proyecto socialdemócrata, cuya esencia es lograr la mayor igualdad social y el máximo de libertades en un estado de derecho que debe respetarse.
Frente a las decisiones populistas y dictatoriales de López Obrador, debe hacerse realidad un nuevo modelo de desarrollo económico, social, político y cultural que deje atrás la visión de que, un solo individuo, por el hecho de concentrar todos los poderes y las decisiones del país, resolverá los grandes problemas nacionales, al igual que la idea de la militarización para combatir a la delincuencia, y poner un alto a la división entre "buenos" (del gobierno) y "malos" (de la oposición).
Por ello, es imperativo avanzar en la democratización del poder público mediante una activa participación de la sociedad en la toma de decisiones, la conformación de “gobiernos de coalición” con el concurso de los grupos parlamentarios afines para aprobar leyes y reformas acordes con esta visión socialdemócrata, para armonizar los contrapesos constitucionales y enriquecer la idea tradicional de la división poderes impulsando su interacción y colaboración en la decisión, ejecución y vigilancia de las políticas públicas.
En ese mismo sentido, trabajar para que la política sea asumida como un instrumento para dignificar la vida de las y los ciudadanos; para unir, dar cohesión y no polarizar; impulsar la creatividad, incentivar la utilización de herramientas tecnológicas y de procesos innovadores, para favorecer una democracia participativa mediante mecanismos de deliberación, consulta, rendición de cuentas y transparencia.
Las políticas sociales del “obradorato” no han disminuido la pobreza extrema ni la brecha entre los más pobres y los más ricos.
Urgen estrategias que combatan el incremento y reduzcan las desigualdades con inversiones en proyectos productivos, una mayor inversión en educación pública de calidad, cultura, ciencia y tecnología, porque ese es el camino para el desarrollo y prosperidad de las y los mexicanos.
También, crear y fortalecer un sistema de bienestar social para garantizar el acceso universal a la atención médica pública, sistemas de seguro de salud, a la vivienda y la asistencia social; un sistema de cuidados infantiles asequibles y la ampliación de prestaciones a familias de bajos ingresos.
Todo lo anterior exige un gran “acuerdo nacional” para implementar políticas fiscales progresivas que ayuden a una distribución más equitativa de la riqueza; proteger y fortalecer los derechos laborales que incluyan la negociación colectiva, salarios justos, condiciones de trabajo seguras y empleos de calidad.
Impulsar también la igualdad sustantiva de género para lograr la representación de mujeres en cargos de liderazgo, combatir la brecha salarial entre hombres y mujeres, con salarios iguales por igual trabajo, y combatir la violencia de género.
Trabajar a favor de un medio ambiente sostenible con fuentes de energías limpias y la reducción de emisiones de carbono.
Un hilo que cruza y amalgama todo lo anterior, es la protección de los derechos civiles, las libertades individuales, la libertad de expresión, la libertad de prensa y la igualdad de derechos para todas las personas, independientemente de su origen, orientación sexual o identidad de género.
No menos importante es trabajar a favor de una cooperación internacional para fomentar el desarrollo, la promoción de los derechos humanos, la paz, la justicia y el diálogo para resolver cualquier conflicto, así como impulsar un plan de acción regional y global para combatir las causas que generan los crecientes flujos migratorios, asegurando la dignidad de las personas y los derechos humanos.
Estos son los postulados básicos de un proyecto socialdemócrata que urge hoy, en oposición al proyecto neoliberal y autoritario de AMLO.