Hace unos cuantos días iniciaron formalmente las precampañas presidenciales (aunque hacía varios meses estaban realmente desarrollándose), obligadas porque ya desde hace dos años el jefe del Ejecutivo inició el proceso electoral al anunciar a sus “corcholatas”, violando abiertamente la Constitución y las leyes en la materia. Y así ha continuado a pesar de resoluciones del INE y el Tribunal Electoral que se lo han prohibido.

La oficialista Claudia Sheinbaum es heredera y fiel continuadora del proyecto obradorista que hunde al México Republicano, y se despliega así por el país.

Es la candidata decidida por el “dedazo” presidencial, demostrado –sin pudor alguno– al otorgarle el denominado “bastón de mando”, cual si estuviéramos en un reino y no en una democracia. Ella acaba de decir que “gobernará como López Obrador”.

En cambio, la principal contendiente opositora, Xóchitl Gálvez, postulada por la Coalición Fuerza y Corazón por México (integrada por el PRD, PAN y PRI), e importantes organizaciones y personalidades de la sociedad civil, plantea como postulados centrales, su compromiso con las causas más sentidas de la gente, como el regresar la paz y la tranquilidad a las familias para que se sientan seguras; afianzar los programas sociales; regresar las Estancias Infantiles; las Escuelas de Tiempo Completo; el Seguro Popular con apoyos para acabar con el desabasto de medicamentos, y al campo.

Asimismo, combatir a fondo la corrupción, como la de Segalmex y la de las llamadas “megaobras” que siguen absorbiendo centenares de miles de millones de pesos y desproporcionados sobreprecios.

Xóchitl plantea, junto a la Coalición, la democratización del poder con el establecimiento de un Gobierno de Coalición; el respeto absoluto a la división de poderes (especialmente a la Suprema Corte), el fortalecimiento de los órganos constitucionales autónomos, y el respeto de los derechos y libertades vigentes, como la paridad de género en su compromiso con las mujeres.

Especial atención merecen el restablecimiento de los fideicomisos que significó la desaparición del Fonden, que –hoy– tanta falta hace para la reconstrucción de Acapulco y municipios de la costa guerrerense, y para lo cual Morena y sus aliados, por órdenes de AMLO, no le destinaron un solo peso en el presupuesto federal del 2024.

Por cierto, la semana pasada se presentó por las bancadas parlamentarias de la Coalición opositora, una acción de inconstitucionalidad contra la desaparición de los Fideicomisos de la Corte que salvaguardan su funcionamiento y defienden los derechos de 60 mil trabajadores del Poder Judicial Federal en todo el país.

En suma, Xóchitl plantea una visión socialdemócrata (que son los postulados del PRD) y acabar con la polarización porque el país necesita unidad en la pluralidad y la diversidad.

Por eso, con la responsabilidad de entender que lo que está en juego en las elecciones del 2024, los tres partidos de Fuerza y Corazón por México nos decidimos ir juntos en más de 250 de los 300 distritos electorales federales, y en 28 fórmulas para el Senado de la República.

No fue un proceso sencillo; pero se impusieron la madurez y la responsabilidad porque queremos que Xóchitl sea Presidenta y cuente con una mayoría parlamentaria en ambas Cámaras. Ahora lo que sigue es postular las candidaturas más competitivas, incluidas personas representativas de la Sociedad Civil.

En ese mismo tenor, logramos cerrar filas en la CDMX con Santiago Taboada a la cabeza para la Jefatura de Gobierno y para ir juntos en todas las alcaldías y la mayoría de las diputaciones locales.

Que no quede duda que todos estamos en el compromiso de apoyar y fortalecer a Xóchitl, asumiendo que deben superarse problemas de coordinación y organización de la campaña.

Xóchitl no está sola. Es enorme, titánico el reto de enfrentar la estrategia de una elección de Estado y la alianza del oficialismo con el crimen para ganar las elecciones a como dé lugar, cueste lo que cueste.

En ese escenario el PRD tiene el reto de afianzar su proyecto socialdemócrata para obtener más votos, un mayor porcentaje y refrendar la pluralidad programática e ideológica de esta Coalición.

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