En vísperas de las elecciones en 6 estados de la República, el 5 de junio próximo, importantes voceros del partido gobernante han declarado insistentemente que van “por 6 de 6”, a la par que hacen gala de múltiples acciones ilegales para lograr ese cometido con indebidas descalificaciones del Presidente de la República contra candidatos de la Coalición Va por México; la incorporación de los secretarios de Gobernación y de Relaciones Exteriores; gobernadores y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, en apoyo a las campañas de sus candidatos, así como el despliegue del ejército electoral oficial (los “vividores de la nación”) para amenazar a beneficiarios de programas sociales de que, si no votan por Morena, perderán sus apoyos.
Por ello, el PRD y la Coalición Va por México han presentado denuncias ante las autoridades electorales y la Fiscalía General de la República, exigiéndoles actuar contra los delincuentes electorales, a quienes el INE y el Tribunal Electoral han dictado diversas medidas precautorias, exigiendo a esos funcionarios la no reincidencia.
Sin embargo, ellas y ellos han seguido violando la ley y la Constitución en esta materia. Son delincuentes electorales reincidentes que merecen la destitución y la cárcel, ya que los delitos electorales están catalogados como “graves”.
Es decir, estamos ante el riesgo de una descomunal operación gubernamental para perpetrar elecciones de Estado y pretender ganar las seis gubernaturas a como dé lugar.
Adicionalmente, aparecen en el horizonte ominosas señales de repetir la fórmula oficial del 2021 en el sentido de aliarse con el crimen organizado para triunfar en las elecciones.
La visita de AMLO a Sinaloa, territorio controlado por el cártel de Joaquín “El Chapo” Guzmán negando el acceso a los medios de comunicación en uno de los eventos, acentúa la sospecha de que el propio López Obrador está refrendando esos nefastos lazos que evidencian que nos encontramos ante un gobierno fracasado, expresión de un Estado fallido o, peor aún, ante un narco-Estado porque no solo se rindieron ante el crimen organizado, sino que se aliaron a ellos. Una acelerada descomposición moral e institucional de este grupo gobernante.
A pesar de este escenario complicado y preocupante, los partidos de la Coalición opositora y sus candidatas y candidatos hemos desarrollado intensas campañas, que han ido de menos a más y se han convertido en candidaturas potencialmente ganadoras.
Escuchar al dirigente de Morena y a los funcionarios públicos, confesos delincuentes electorales, decir que “van por seis de seis”, mueve a risa porque “ni yendo a bailar a Chalma lo lograrán”.
Sin embargo, no deja de instalarse una franja de preocupación porque pueden estar dispuestos a cualquier cosa para evitar que, al perder la mitad o más de las gubernaturas en disputa, quede la percepción en la sociedad de que ese proyecto de falsa transformación ya va en franco declive, y que en el 2024 pueden perder la Presidencia de la República.
A estas alturas ya no hay duda de que Aguascalientes y Durango están ganadas por la oposición, en tanto que Tamaulipas e Hidalgo, donde van en coalición PRD-PRI-PAN , se está ante un empate técnico.
Por otra parte, en Quintana Roo, con PRD, PAN y Confianza por Quintana Roo, la competencia se cerró entre Laura Fernández y Mara Lezama, mientras que en Oaxaca el candidato Alejandro Avilés, de la alianza PRD-PRI, llega a la elección con expectativas de triunfo.
Los cierres de campaña de todas estas candidaturas han sido sorprendentes. Y todavía pueden presentarse acontecimientos que consoliden las tendencias de importantes triunfos opositores, como declinaciones de contendientes en favor de la candidata Laura Fernández, quien ha logrado importantes sumatorias a su campaña en los últimos días.
Es deseable que las y los candidatos de MC en los seis estados, que no tienen posibilidad alguna de triunfo, se unan a quienes, en la oposición, puedan cerrar el paso a las candidaturas de Morena, y no terminar haciéndole el trabajo sucio al partido gobernante.
Las elecciones del próximo 5 de junio serán, por lo tanto, de pronósticos reservados. El “6 de 6” morenista solo sería posible con unas grotescas elecciones de Estado que tendrían un nauseabundo olor a dictadura. Luchemos por que no suceda así.