Una de las omisiones más notables del 2º Informe del Presidente López Obrador son los asuntos internacionales. En su discurso sólo se refiere a Estados Unidos (EU). No le dedicó ni una línea a Canadá, Centroamérica, América Latina, la Unión Europea ni a los países de Asia, incluyendo China. Aunque no sorprende, esto es de lamentar, pues es consistente con su visión muy limitada de la política exterior.
La mención sobre EU se circunscribe al TMEC (igual que Canadá), a su visita a Washington, y a agradecer al Presidente Trump su trato. Este contenido tan limitado contrasta con una visión de que sería benéfico, para México y EU, retomar un enfoque sobre más aspectos de la relación y más institucional que hasta ahora.
En enero pasado, la US-Mexico Foundation organizó un encuentro inédito de seis exembajadores de EU en México y seis exembajadores de México en ese país. Durante dos días el grupo se dedicó a analizar la relación bilateral y a identificar acciones que pudieran contribuir a fortalecer la sociedad (partnership) entre los dos países. El reporte correspondiente (https://bit.ly/2F12LiC) contiene una serie de reflexiones organizadas en cinco temas: i) comercio y competitividad; ii) seguridad y Estado de derecho; iii) migración; iv) apoyo social para fortalecer la relación; e, v) instituciones y liderazgo. Aquí me concentro en el tema del apoyo de la opinión pública.
El razonamiento esencial es que, para llevar la relación bilateral a un nivel superior, es necesario que gobiernos y ciudadanos en ambos países entiendan los beneficios que resultarían de una mayor y mejor interrelación, y apoyen el esfuerzo.
La opinión positiva de los estadounidenses acerca de México aumentó de 1993 a 2005 (máximo de 74%), para luego deteriorarse hasta 2011 (45%), y posteriormente mejorar para alcanzar 67% en 2020 (Gallup). Por su parte, en el periodo 2007-2019 la opinión favorable de los mexicanos acerca de EU fluctuó de 47% en 2008 a un máximo de 66% en 2015, para luego disminuir a sólo poco más de 30% (Pew Research Center). Ese deterioro sustancial de la opinión pública mexicana (de 66% a 36%) coincide con el periodo de la campaña y la Presidencia de Donald Trump.
La pregunta relevante es: ¿cómo “darle vuelta” a la opinión de los mexicanos acerca de los estadounidenses en función de lo que suceda en la elección del 3 de noviembre en EU? Se trata de modificar un sentimiento complejo, arraigado en lo más profundo de la idiosincrasia mexicana, que se logró mejorar a partir de 1993 y hasta 2005 con un gran esfuerzo diplomático y de relaciones públicas. Son muchos los aspectos que inciden en esa opinión. Destacan las descalificaciones de Trump y la persecución a trabajadores mexicanos indocumentados, los intercambios culturales, y las relaciones personales que resultan del comercio, del turismo, y de intercambios de estudiantes.
Por lo pronto, Donald Trump ya reinició sus críticas a los mexicanos y, como se mencionó, López Obrador no ha planteado, hasta ahora, una estrategia específica y viable para mejorar la opinión de los mexicanos acerca de EU y viceversa. Para lograrlo se requiere la concurrencia de los gobiernos y de todos los sectores de ambas sociedades.
Obtener el apoyo de los dos pueblos para fortalecer la relación bilateral es un prerrequisito para avanzar en termas comerciales y económicos, de seguridad y Estado de derecho, de migración, y en el fortalecimiento de las instituciones en ambos países.
Presidente de GEA Grupo de Economistas y Asociados / StructurA