Por segunda ocasión, convocados por la US-Mexico Foundation, los exembajadores de EU en México y los de México en EU se reunieron para reflexionar sobre la situación y perspectivas de la relación entre ambos países. El encuentro fue del 2 al 5 de diciembre de 2021. En una sesión también participaron los embajadores en funciones, Ken Salazar y Esteban Moctezuma.

La convocatoria se dio en un momento particularmente interesante, debido al reciente inicio de la administración del presidente Biden; el cambio del tono de la relación de su gobierno con el de México, y a un sinnúmero de contactos personales entre los miembros de ambas administraciones.

El 16 de enero de 2021 el fiscal estadounidense de ese entonces, William Barr, visitó al secretario Ebrard para abordar temas en materia de seguridad, esto es, cuatro días antes de la inauguración de la administración Biden-Harris. Es significativo que el tema de esa primera reunión haya sido seguridad. Ya para abril 22 de ese año se reunió el Grupo de Alto Nivel de Seguridad, específicamente su grupo de tráfico de armas.

En las cuatro sesiones de la reunión “Convocation 2.0” se abordaron la gran mayoría de los temas de la relación bilateral, de manera ordenada, franca y cordial, lo que permitió intercambios y opiniones de personas que, por su función previa, conocen de primera mano los asuntos. Ese ambiente positivo permitió revisar los temas y encontrar puntos de coincidencia. La reunión se dio en términos de las reglas de Chatham House.

Lo que se hizo evidente de inmediato fue la preocupación de los participantes por la situación de la relación bilateral, muy deteriorada durante la administración de Trump. También el reconocimiento de que el nuevo tono adoptado por Biden abría una oportunidad para retomar un trabajo colaborativo y mucho más efectivo.

Destacó que los temas económicos y comerciales no constituyeron las principales preocupaciones del grupo, y se subrayaron las oportunidades que emanan del TMEC, así como la necesidad de estar atentos al cumplimiento de los diversos acuerdos y compromisos. En consecuencia, las mayores preocupaciones giraron en torno a temas políticos. Se abordó cómo la administración del presidente Biden inició con una actitud conciliatoria respecto a México, pero también cómo la personalidad y los impromptus del presidente López Obrador la pueden revertir, pues su impacto es similar al de los tuits que emitía Trump. Esto demanda de especial serenidad y capacidad para identificar, cuando así se decida, respuestas ponderadas pero precisas.

También se reconoció que la capacidad y experiencia de miembros del gabinete estadounidense representan un activo valioso para darle curso a una nueva etapa de la relación. De entre el gran número de temas de la relación, muchos añejos, captaron interés algunos relativamente nuevos; la alineación de las tres economías de Norteamérica en el contexto del TMEC; la movilidad laboral y el desarrollo de capital humano, dado el dinamismo reciente de los flujos migratorios de Centroamérica hacia EU; los retos para la seguridad pública, debido a la fragmentación de las organizaciones del crimen organizado, que ocupan más y más regiones; la nueva dinámica criminal, que combina extorsión, amenazas y violencia en la zona de la frontera norte del país, entre otras.

Se subrayó que toda relación bilateral es entre dos pueblos, que se observan y reconocen mutuamente a partir de una multiplicidad de factores, culturales, demográficos, comerciales e históricos. De ahí surge la curiosidad por el otro, misma que debe nutrirse con información e intercambios de toda índole: artes, becas, gastronomía, música (soft power).

A diferencia de la reunión de 2020, el grupo se atrevió a hacer recomendaciones sobre cada tema, algunas más pertinentes y/o útiles que otras. No importa, lo relevante es conocerlas y debatir sobre éstas en beneficio de la relación bilateral.

Presidente de GEA Grupo de Economistas y Asociados / StructurA

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