México habló. La marcha del 13 de noviembre resultó mucho mejor de lo que se anticipaba. Salieron los mexicanos, pero todos los mexicanos. Tomaron las calles con extremo compromiso. De esa manera, recuperaron lo mejor de sí y lo dejaron patente en Paseo de la Reforma y en todas las calles que se tomaron en el país. No tenemos miedo, que quede claro. La calle es nuestra.
Ni La Jornada pudo ocultarlo: “Las movilizaciones fueron receptáculo de una parte del malestar que hay hacia la 4T entre universitarios, profesionistas liberales, médicos, amas de casa, artistas, defensores de derechos humanos, feministas, familiares de víctimas de la violencia, científicos, ambientalistas y pequeños empresarios. Muchos no son conservadores. No pocos apoyaron en el pasado al Presidente. Pero ya no lo hacen más. Están desencantados e incluso iracundos”. Bien para La Jornada.
Este gran resultado dejó muy molesto a AMLO y la 4T, cuya primera reacción fue de negación. Comenzaron diciendo que habían asistido 10 mil personas, una verdadera autoburla, y acabaron reconociendo las estimaciones de más de 600 mil asistentes. Los insultos y descalificaciones de López Obrador no se hicieron esperar, se mostró incapaz de ocultar su frustración y sed de venganza política. A tres días de la marcha AMLO remató “ya me voy, ya me enojé”. Pues ni modo.
La organización fue extraordinaria, con la sociedad civil como protagonista. Quienes participaron no llevaban consignas de terceros, sólo una dura y seca: “el INE no se toca”. Los partidos de oposición se sumaron a la convocatoria, pero respetaron que su participación fuera sin banderas ni pancartas partidistas. La marcha se desarrolló sin incidentes y sin violencia, a pesar de algunas provocaciones. No hubo daños, ni destrucción. El saldo, ciudades: más de 63; países: cuatro; vidrios rotos y muebles vandalizados: cero; lesionados, cohercionados, acarreados: cero; emoción y compromiso: total. Algunos todavía no se dan cuenta o no quieren reconocer, “fue una caricatura de marcha” dicen en Bucareli. Está por verse si este episodio termina en un verdadero drama para Morena en las elecciones de 2024.
El domingo 13 fuimos testigos de una sociedad que se reencontró y se descubrió, capaz de iniciar y desarrollar una marcha magna sin errores. Bien por el Frente Cívico Nacional (FCN) y por Unid@s. Han prestado un gran servicio a la patria. En la medida que AMLO no sabe disculparse, genera un vacío porque no quiere darse la espalda a sí mismo.
La potencia de la expresión ciudadana también ejerció presión sobre partidos de oposición, en especial sobre el PRI, pues le elevó el costo político de titubear en la defensa de la democracia. Así, los dirigentes de PAN, PRI y PRD declararon que la coalición legislativa está vigente y que votarán en contra de la reforma del Presidente.
Además, la marcha les mostró los beneficios de ir unidos, junto con la sociedad civil, a las elecciones estatales de 2023 y las federales en 2024. Los partidos de oposición (sin MC) confirmaron que construirán coaliciones en Edomex y Coahuila. Hacia 2024, para aprovechar el ahora manifiesto liderazgo ciudadano, los partidos deberán sumarse a sus demandas: I) candidato único de oposición mediante métodos transparentes; II) programa de gobierno construido con la sociedad civil; y III) un gobierno de coalición.
El éxito de la marcha no debe hacer que la ciudadanía baje la guardia. Faltan dos años de un gobierno incompetente, errático y herido, que todavía puede hacer mucho daño al país. Lo pertinente es tomar lo mejor de la marcha para reforzar la lucha ciudadana por un triunfo contra la 4T en 2024, que de manera definitiva recupere una senda democrática para México.
Cuidado con las expresiones, con alianzas espurias, con infiltraciones de formaciones políticas no confiables que la sociedad considera antidemocráticas y con los coqueteos oportunistas.