La especulación sobre los resultados de la próxima elección se intensifica a partir de más encuestas y análisis. Oraculus, el compendio de encuestas certificadas, actualizó su información sobre la elección de diputados federales: Morena disminuyó su captación de votos a 41% en comparación con 44% en abril, lo que ratificó el debilitamiento de las preferencias por Morena y el fortalecimiento de la alianza opositora, que ya alcanza 31%.
En sentido estricto, esa información constituye indicadores de los síntomas de los acomodos y reacomodos de las fuerzas sociales y políticas que contienden en la elección, en otras palabras, del sentir y los móviles del electorado.
AMLO y Morena ganaron la elección de 2018 como resultado directo de la insatisfacción de electorado por décadas con los gobiernos, en especial con la corrupción en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Lo que políticos y analistas subestimaron fue el resentimiento acumulado por el electorado durante esos lustros hacia partidos y gobierno, lo que dio lugar a un voto numeroso por Morena.
De ahí que, hacia las próximas elecciones, surjan preguntas fundamentales. Primera, ¿ese resentimiento acumulado ha encontrado respuesta o retribución del gobierno de AMLO? Es pertinente distinguir entre resentimiento e indignación (Martha Nussbaum, 2016). El primero atiende sobre todo el pasado y de ahí acuña una venganza retributiva (aquí se ubica la 4T). A diferencia, la indignación no tiene un componente retributivo, y sirve porque ayuda a reconocer una ofensa o injusticia, y funciona como motivación para buscar justicia; se orienta hacia el futuro y no hacia el pasado.
El sentir de quienes votaron por Morena y sus aliados en 2018 se mueve entre esos dos límites. La práctica del gobierno de AMLO ha estado concentrada en fomentar el resentimiento. Las mañaneras se caracterizan por perpetuarlo y ahondar la división entre los mexicanos, generando la polarización que ahora se enfrenta. Hoy la principal división entre los mexicanos (GEA-ISA, marzo 2021) ya no es entre ricos y pobres, sino entre quienes están a favor o en contra de AMLO. El actuar del presidente López Obrador constituye el principal obstáculo para que la sociedad pueda transitar del resentimiento a la indignación y, por tanto, buscar para el futuro un México justo. La disyuntiva central que enfrenta el electorado es entre votar por la continuidad y profundización del resentimiento, o por una vía para transitar hacia una indignación con futuro.
El modo de operación del gobierno de AMLO está bien documentado como “política del resentimiento”, y también como “populismo autoritario”, cuando va en contra de las instituciones. Esa es la opción elegida por el gobierno actual y constituye la oferta electoral de Morena, que tendrá que ratificar o rectificar el elector. ¿Es posible que México continúe con una sociedad atrapada en el resentimiento, que desemboque en la amenaza de una “espiral de violencia retributiva”, contraria a una solución democrática con futuro?
Si se intenta anticipar el resultado de los comicios del 6 de junio, no es posible precisar el balance actual de sentimientos del electorado. ¿Será posible que las promesas incumplidas de López Obrador, que la falta de avance en materia de equidad y bienestar de las familias, que la eliminación de programas de salud y educación, que la derrota frente al crimen organizado, que la desatención a las mujeres, y la violación continua del Estado de derecho no haya convencido al electorado de que ese camino no tiene futuro?La esperanza es que sí lo entiende, y votará con indignación por buscar un nuevo arreglo social que genere justicia y prosperidad para México.
Para Ripley:
¿Y que usted está metiendo la mano en las elecciones? Claro que sí
Presidente de GEA Grupo de Economistas y Asociados / StructurA