Se expande y profundiza la percepción de muchos de que México está en un torbellino sin salida, que lo lleva a un deterioro continuo. Desde 2019 se dieron diversas acciones políticas y de gobierno contrarias al interés nacional. En una transformación de la naturaleza y alcances planteados por la 4T, muchos intereses se ven afectados y esto genera crítica y rechazo hacia el gobierno y el partido en el poder. Además, la pandemia y la crisis económica internacional representan retos muy serios. Eso se entiende.
Lo que es difícil de comprender son acciones del gobierno o de Morena que van contra sus propios intereses y que, de alguna manera, los perjudican. Son inexplicables torpezas que han acabado por erosionar el capital político con que inició la 4T. ¿Cuánto de ese capital político se ha perdido desde diciembre de 2018?
La crisis económica y política de México inició en 2019. Durante ese año, el PIB se contrajo 0.3%, y se crearon 48.2% menos empleos que en 2018. La inversión total cayó 5.1%, 9.7% la pública y 4.3% la privada. El discurso polarizante de AMLO fue abriendo brechas con diversos sectores de la población, como la comunidad científica, y en particular con el empresariado y con los gobernadores. Se fue perfilando un gobierno que respondía más a consultas públicas “a modo” que a la ley, movido por una visión centralista, que nombró delegados en todos los estados de la República, que a partir de entonces entró en conflicto con muchos gobernadores; que sin una estrategia de seguridad, creó la Guardia Nacional, militarizando tareas que corresponden a las autoridades civiles. También, que destruye sin proponer alternativas, como en el caso del Seguro Popular y del Insabi, al igual que en la compra y distribución de medicamentos; que dejó a muchas madres desamparadas al eliminar guarderías.
Para diciembre de 2019, las perspectivas económicas y políticas de México se habían tornado particularmente sombrías. Pero eso no evitó que el gobierno y Morena continuaran realizando acciones insensatas, deteriorando dichas expectativas aún más.
El año 2020 inició a tambor batiente. El Presidente decidió alienarse de más de 50% de la población, que son las mujeres. Al no mostrar simpatía, ya no se diga apoyo a sus justificados reclamos reivindicatorios, AMLO creó un desencuentro de proporción y duración inimaginables. Semanas después, ante la aparición del Covid, decidió trivializarlo al invitar a seguir con la vida normal, abrazarse, salir a comer, y no usar un cubrebocas. El tono que marcó desde entonces fue determinante para una estrategia fallida de combate a la pandemia, que ha causado más de 58 mil muertes y la burla de muchos, nacionales y extranjeros.
A partir de una foto en La Rumorosa, se inició una clara campaña contra las energías limpias, contraria a la tendencia en el resto del mundo. Esa política hace imposible que México cumpla con sus compromisos de reducción de emisiones contaminantes. En abril, una diputada de Morena hizo eco de la visión autoritaria de AMLO, al proponer una iniciativa para que pudiera suspender garantías sin autorización del Congreso. En mayo, el Presidente de Morena anunció una iniciativa para que el Inegi pudiera investigar la riqueza de los hogares.
AMLO y Morena muestran preocupación acerca de la elección de 2021 pues, con razón, se sienten contra las cuerdas, atrapados por sus innumerables torpezas. Lo malo es que el país también se hunde.
Presidente de GEA Grupo de Economistas y Asociados / StructurA