La ciencia-ficción se ha vuelto realidad para los Estados-Mayores de los principales ejércitos del mundo. A finales del siglo XIX, austriacos y alemanes inventaron el Kriegspiel, “Juego de Guerra”, para intentar identificarse al adversario y adivinar sus posibles ofensivas; como ellos tenían uniformes azules, al adversario lo vistieron de rojo: el soldado francés lucía pantalones rojos, incluso en los primeros y mortíferos días de agosto 1914. Quizá por eso la Secretaría de la Defensa francesa le puso el nombre de Red Team al grupo de autores de ciencia-ficción encargados de idear eventuales escenarios bélicos de aquí a 2040. Vean el sitio Redteamdefense.org.
El 7 de julio, Red Team presentó algunos de sus guiones, para desafiar las certezas estratégicas y tácticas actuales. El año pasado, había trabajado sobre los temas de la piratería y de los espacios anfibios; ahora sobre la “astucia que engaña” y “la asimetría masiva”, para enfrentar posibles sorpresas: “una ficción verosímil, anclada en la realidad”, explica el funcionario de la Defensa que supervisa la empresa. Los diez autores de la Red Team, algunos anónimos, enfrentan una “Blue Team” de la Secretaría de la Defensa y, al final, una “Purple team” saca las conclusiones: reconoce que “los escenarios de Red Team interrogan y a veces inquietan. Un asistente de Florence Parly, la Secretaría de la Defensa, asegura que han tenido consecuencias concretas, como modificaciones en el programa del futuro portaviones. No precisa más porque existe el “secreto-defensa”. Por lo mismo, sólo se publican unos guiones, no todos, para no dar ideas al adversario potencial.
Todos los ejércitos hacen lo mismo para explorar las hipótesis más variadas desde la ciberseguridad de las agencias oficiales y de las empresas hasta la guerra de las estrellas con y contra los satélites. No solamente en cuestión de enfrentamientos militares, sino en asuntos de sociedad, medio ambiente, migraciones, cambio climático, etc. Lo que imagina Red Team tiene que desestabilizar, asustar, provocar cambios, encontrar fallas en la defensa. Pero, pregunta el escritor de ciencia-ficción Laurent Gennefort: “Si, en 1980, hubiéramos preguntado cómo imaginar 2020 ¿quién hubiera pensado en la organización Estado islámico?”.
Así que el proyecto, por más estimulante que sea, no garantiza un éxito total. Por definición el futuro es imprevisible y sorprendente. Hace mucho tiempo que se nos profetizaba una gran pandemia, pero, en 2019, nadie sabía que nos esperaba a la vuelta de la esquina. Por eso, el ejército francés armó esa empresa colectiva que moviliza, además de los escritores de ciencia-ficción, el Polo Universitario Paris Ciencias y Letras (PSL) y los militares. “Es un ejercicio paradójico de organización para enfrentar un futuro desconocido; a partir de la pregunta “¿Qué pasa sí?” de la ficción, rediseñamos el sistema, trabajando sobre cambios de las reglas de juego. Si sabemos que el porvenir será sorprendente, estaremos mejor armados para resistir la sorpresa”, opina el escritor Romain Lucazeau (Le Monde, 8 de julio 2021).
El mismo autor considera que el proyecto manifiesta que el ejército es mucho más que una herencia del pasado, “trabaja en el presente, con capacidades de proyección hacia el futuro. Es una fuerza inteligente, capaz de buscar los mejores recursos para prepararse a un futuro incierto”. Entre los guiones presentados, se encuentra la confrontación entre el ejército y una “neblina informativa” más y más densa. A la hora de una crisis sanitaria (Covid inspira a los autores de ciencia-ficción) y ambiental, el ejército debe contestar a dos retos: la saturación de la información y la parcelación social: los ciudadanos viven en burbujas informativas que intensifican los efectos de las redes sociales. Imposible separar lo bueno y lo malo de la información cuando proliferan fake news. Es solo un ejemplo de como la ficción se pone al servicio de la reflexión militar.