El ajedrez es un juego que motiva a pensar, lo que beneficia a niños, jóvenes, adultos y adultos mayores que, además, se divierten.
Pensar es formar ideas, pero en ajedrez hay que hacerlo en función de un objetivo: superar a un adversario que también desea imponerse. Esto mediante el cultivo de facultades como memoria, intuición, imaginación, perseverancia, fuerza de voluntad, etc.
El científico Thomas Alva Edison (1847- 1931) decía: “Quien no se resuelve a cultivar el hábito de pensar, se pierde del mayor placer de la vida”. En ajedrez, esto implica sentir, crear, calcular y combinar múltiples factores para así lograr la victoria. Con razón el pensador Miguel de Unamuno (1864- 1936) aconsejó: “Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento”. ¡Ah! y también da que pensar lo que dedujo el científico y ajedrecista Albert Einstein (1879-1955) cuando dijo: “Cuando uno es joven los pensamientos se vuelven amor, con la edad el amor se vuelve pensamientos”. ¿O no?
PARTIDA
Las blancas planean una masiva ofensiva contra el enroque del rey negro, desmantelan su defensa y lo doblegan.
Blancas: Svetozar Gligoric
Negras: Lodewijk Prins
Saltsjobaden, 1952. Defensa francesa
1.d4 e6 2.Cf3 b6 3.e4 Aa6 4.Axa6 Cxa6 5.0–0 Ce7 6.De2 Dc8 7.Cc3 Cg6 8.Ag5 h6 9.Ae3 Ae7 10.Tad1 0–0 11.h4 f5 12.h5 fxe4 13.Cxe4 Ch8 14.Ce5 Cb4 15.Dg4 Rh7 16.Cg6 Cxg6 17.Dxg6+ Rh8 18.c3 Cd5 19.Axh6 gxh6 (Diagrama. Imparable ofensiva de las blancas) 20.Dxh6+ Rg8 21.Td3 Ah4 22.Tg3+ Axg3 23.Dg6+ Rh8 24.Cg5, rinden negras. 1-0.
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