El ajedrez enseña a ser perseverante, a no desanimarse, a confiar en sí mismo y a luchar contra toda adversidad para alcanzar el éxito. “La confianza en sí mismo es el secreto del éxito”, decía el escritor estadounidense Ralph W. Emerson (1803- 1882). Por su parte, el poeta Walt Whitman (1819-1892) en Hojas de hierba sugirió: “No te desanimes, persevera, hay cosas divinas encubiertas/, te juro que hay cosas divinas cuya hermosura las palabras no pueden expresar”. Así que tuvo razón el dramaturgo Leonid Zorin cuando declaró: “El ajedrez nos dona la dicha del contacto, la alegría del conocimiento de sí mismo y a perseverar en los momentos difíciles. Al ajedrez debemos horas magníficas y si nos trae amarguras es consecuencia de nuestra imperfección, el ajedrez no tiene la culpa”. Por eso no exageró el escritor francés Víctor Hugo (1802-1885) cuando señaló: “El secreto de los grandes corazones se encierra en una palabra: perseverar”.

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