El ajedrez
es una constante búsqueda de lo posible. En el fondo, el reto consiste en descifrar el porvenir para vencer a un adversario que aspira a lo mismo. A partir de la posición que está a la vista, las jugadas y combinaciones se piensan en función de lo que está en potencia.
Eso requiere talento, claridad de conceptos, capacidad imaginativa e intuición. El poeta español Antonio Machado decía: “Los conceptos son de todos y se nos imponen desde fuera; las intuiciones siempre son nuestras”.
La reflexión ajedrecística es un esfuerzo de antelación que avizora y crea las condiciones de la lucha. El teórico argentino Luciano Cámara , en su libro El arte del ajedrez dice: “Así como un pintor avizora croquis y tonos donde otros nada ven, o de la misma manera que un compositor musical siente la musicalidad escondida en un susurro, el maestro de ajedrez ve mucho y bien, es decir, posee la excepcional capacidad imaginativa para acompañar lo más lejos posible las alternativas y vicisitudes de la vida que serpentea entre la quietud de las piezas”.
-rjavier.vargas.p@gmail.com