En ajedrez, la verdad se impone en la lucha. El anhelo de victoria estimula en la mente de los jugadores un necesario anhelo de veracidad. La lucha de ideas, es orientada a destruir las falacias que esgrime el adversario y a forjar planes veraces para tener éxito.

Un proverbio árabe reza: “La verdad que daña es mejor que la mentira que alegra”. La disputa ante el tablero pone a disposición de cada jugador la victoria, la derrota o el empate. Cuando se obtiene ventaja o iniciativa, la verdad, como arma, es vital.

Por eso la teoría dice que cuando la posición del adversario es endeble, se le debe agredir y matar con la verdad. Con razón el psiquiatra Alfred Adler (1870-1937) decía: “La verdad es a menudo una terrible arma de agresión. Es posible herir y aun matar con la verdad”; lo que es evidente en ajedrez.

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