El ajedrez habitúa a pensar y actuar con prudencia, es decir, de manera reflexiva, considerando múltiples opciones y sus posibles consecuencias. En su tiempo, el líder indio Mahatma Gandhi (1869-1948) aconsejaba: “Cuida tus pensamientos porque se volverán actos. Cuida tus actos porque se harán costumbre. Cuida tus costumbres porque formarán tu carácter. Cuida tu carácter porque formará tu destino. Y tu destino será tu vida.” Mucho antes, el griego Epicteto (55- 135 d.C.) afirmaba: “La prudencia es el más excelso de todos los bienes.”
Acaso por eso el escritor Anatole France (1844- 1924) argumentó: “El hombre prudente no espera ni teme nada de los inciertos acontecimientos del futuro.”
También la escritora Isabel Allende ha sugerido: “Memoria selectiva para recordar lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente y optimismo desafiante para encarar el futuro.” Incluso el escritor José Saramago (1922-2010) advirtió: “Hay que tener mucho cuidado con lo que se cree saber, porque por detrás se oculta una cadena interminable de incógnitas,” lo que es evidente en ajedrez.
Partida
Las blancas aprovechan que el rey negro no se enroca y crean una irrefutable secuencia de mate.
Blancas: N. Soultanbeieff
Negras: N. Vilón
Lieja 1923. Apertura española
1. e4 e5 2. Cf3 Cc6 3. Ab5 a6 4. Aa4 b5 5. Ab3 Ac5 6. 0–0 d6 7. c3 Ae6 8. d4 Axb3 9. axb3 exd4 10. cxd4 Ab4 11. Ag5 Cf6 12. Dc1 Dd7 13. e5 dxe5 14. dxe5 Ce4 15. Td1 De6 16. Txa6¡¡ (Diagrama. Enérgica maniobra que lleva directamente a la victoria) Txa6 17. Dxc6+ Dxc6 18. Td8, jaque mate. 1-0.
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