El excampeón mundial Tigran Petrosian (1929- 1984) decía: “El ajedrez es un juego por su forma, un arte por su contenido y una ciencia por su dificultad”. Es evidente que su milenaria historia es también la de su condición científica. Para el escritor Joseph Renan (1823-1892), “Las verdades que revela la ciencia superan siempre a los sueños que destruye”. Esto, porque permite una comprensión cierta y demostrable de la realidad con base en la razón.
Por eso el escritor estadounidense Ray Bradbury (1920- 2012) aseguraba que “El mejor científico está abierto a la experiencia y parte de la idea romántica de que todo es posible”. Desde el juego ciencia, el gran maestro Alexander Kotov argumentó: “Para probar la naturaleza científica del ajedrez, basta considerar cuántos libros sobre su teoría se publican en el mundo entero, cuántas revistas especializadas existen en diversos lenguajes”. Es más, el físico Isaac Rabi (1898- 1963) dedujo: “La ciencia es un gran juego, inspira, refresca. Su campo de juego es el universo”.
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