“El futbol es una metáfora de la vida”, dijo el filósofo francés Jean Paul Sartre, aunque su colega italiano Sergio Givone retrucó: “La vida es una metáfora del futbol” . Incluso el ex futbolista argentino Jorge Valdano ha dicho: “El futbol es un estado de ánimo.” Formalmente, el balompié es una manera lúdica con la que el ser humano dirime un desafío entre dos equipos, cada uno de once jugadores. El reto consiste en hacer pasar un balón, con los pies o la cabeza, por un arco o puerta simulada. El conjunto que lo introduce más veces, gana.
El escritor Umberto Eco en su libro El péndulo de Foucoult, comenta: “ El futbol es un ritual en el cual los desheredados derrochan su energía combativa y su sentido de revuelta, practicando hechizos y encantamientos para obtener de los dioses de cada mundo posible, la muerte del central adversario, completamente ajenos a las intenciones de la casta dirigente, que querría mantenerlos en un estado de entusiasmo extático, condenados a la irrealidad.” También el político Antonio Gramsci comentó: “el futbol es un modelo de sociedad individualista. Exige iniciativa, competencia y conflicto. Pero está regulado por la norma no escrita del juego limpio.” Incluso el escritor Emmanuel Carvallo calificó el futbol como “un deporte de provincianos religiosos… una diluida religión laica.” Más aún, el pensador Paul Gardner aseguró que para cualquier esteta, “el futbol es una forma de arte, un ballet atlético, para el que tiene inclinaciones espirituales, una religión.” Sin embargo, el político Benjamín Franklin también preguntó: “Si los hombres son tan perversos teniendo religión, ¿cómo serían sin ella?”
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