Los conflictos armados no son más que expresiones de los antagonismos de los seres humanos consigo mismos. Generalmente surgen para saciar ansias de poder, supremacía o ganancia. Por eso el poeta griego Homero (s. VIII a.C.) decía: “Los hombres se cansan antes de dormir, de amar, de cantar y de bailar que de hacer la guerra”.

El ajedrez es una mini réplica de la guerra en que el jugador compromete lo mejor de sí mismo: temple, voluntad, mente. Desde la filosofía, el pacifista inglés Bertrand Russel (1872- 1970) dijo: “La mente humana está curiosamente situada entre la brillante bóveda del cielo y el negro abismo del infierno. Puede hallar satisfacción en la contemplación de cualquiera de los dos. El hombre es reflejo de la tierra y del cielo, una combinación de dios y de bestia”. Desde el ajedrez, el excampeón mundial Gary Kasparov ha dicho: “Las piezas blancas y negras parecen representar divisiones maniquíes entre la luz y la oscuridad, el bien y el mal, en el mismo espíritu del hombre”.

rjavier.vargas.p@gmail.com

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