Un factor decisivo en el juego de ajedrez es el tiempo. Aprovecharlo es una ventaja; perderlo, un error. Ante el tablero y en la vida, momento que se desperdicia de ningún modo se repone. El político, científico y ajedrecista estadounidense Benjamín Franklin (1706-1790) dijo: “El tiempo perdido no se recupera jamás y cuando creemos que tenemos tiempo de sobra descubrimos siempre que nos falta”. Para el escritor Alphonse Allais (1855- 1905) “Hablamos de matar el tiempo como si no fuera el tiempo el que nos mata a nosotros”. Por eso Pablo Neruda (1904- 1973) en su Oda a un reloj de noche advirtió. “El reloj sigue cortando con una pequeña sierra”.
Sin embargo, el actor y ajedrecista Enrique Rocha (1940- 2021), en entrevista efectuada en 2007 opinó: “Primero debo decirte que el tiempo para mí es muy valioso, el tiempo de vida. Es importante saber que tienes un espacio donde puedes tener una alegría enorme, un placer fantástico de estar con un amigo, de compartir un juego tan bello”. Con razón el dramaturgo Pierre Corneille (1606- 1684) afirmó: “El tiempo es un gran maestro que arregla muchas cosas”.
PARTIDA
Las blancas activan rápidamente sus piezas y crean las condiciones para el ataque final.
Blancas: N. Oliver
Negras: N. Benett.
Escocia, 1987.
1. e4 c5 2. d4 cxd4 3. c3 dxc3 4. Cxc3 Cc6 5. Cf3 e6 6. Ac4 d6 7. 0–0 Ae7 8. De2 a6 9. Td1 b5 10. Ab3 Ab7 11. Af4 Dc7 12. Tac1 e5 13. Cd5 Dd8 14. Ae3 Tc8 15. a4 b4 (Diagrama. Oliver halla la combinación ganadora) 16. Dc4! Cd4 17. Cc7+ Rd7 18. De6+ fxe6 19. Axe6+ Cxe6 20. Cxe5, jaque mate. 1-0.
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