Desde sus orígenes hindúes el ajedrez representa un esquema del destino. Como batalla simboliza el enfrentamiento de dos ejércitos. Según el libro La Civilización Hispano Árabe, de Titus Budhart, el tablero de ocho por ocho casillas es una plasmación simplificada de los movimientos cósmicos. Las 28 que rodean el tablero simbolizan los 28 días del ciclo lunar.
Las cuatro centrales representan las cuatro fases de ciclos como primavera, verano, otoño e invierno. Las 12 que rodean a éstas simbolizan la órbita del sol con sus 12 signos zodiacales. Las casillas oscuras representan la noche; las claras el día. El tablero figura un mandala, esto es, una representación simplificada de los ciclos del universo.
El combate de ideas figura la lucha de los devas contra los asuras, esto es, de los ángeles contra los demonios. El número casi ilimitado de jugadas diferentes simboliza el libre albedrío y la libertad para concebir las ideas necesarias para obtener la victoria.