Como competencia, el ajedrez habitúa a triunfar con hidalguía y a perder con honor. Una derrota puede ser positiva si se corrigen sus causas, por consiguiente, fracasado es quien comete un error o sufre una derrota, pero no intenta descubrir por qué pierde ni aprende de ello.
Perder con dignidad depende del carácter, la entereza y la caballerosidad de quien compite. “El arte de vencer se aprende en las derrotas,” decía el libertador Simón Bolívar .
Según el cineasta francés Sacha Guitry (1885 -1957) “La diferencia entre un hombre inteligente y un tonto radica en que aquel se repone fácilmente de sus fracasos, mientras éste nunca logra reponerse de sus éxitos”.
Desde el juego ciencia, el excampeón mundial cubano José Raúl Capablanca reconoció: “Ha habido momentos en mi vida en los que estuve muy cerca de pensar que no podía perder una sola partida de ajedrez. Entonces resultaba vencido, y la derrota me obligaba a descender a la tierra desde el mundo de los sueños… Se puede aprender mucho más de una derrota que de una victoria”.
PARTIDA
Aprovechando que el rey de las negras no se enroca, las blancas suprimen las piezas defensoras y cincelan un elegante jaque mate.
Blancas: N. Soultanbeieff
Negras: N. Vilón
Lieja 1923. Apertura española
1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 a6 4.Aa4 b5 5.Ab3 Ac5 6.0–0 d6 7.c3 Ae6 8.d4 Axb3 9.axb3 exd4 10.cxd4 Ab4 11.Ag5 Cf6 12.Dc1 Dd7 13.e5 dxe5 14.dxe5 Ce4 15.Td1 De6 16.Txa6¡¡ (Diagrama. Brillante maniobra que lleva a la victoria) Txa6 17.Dxc6+ Dxc6 18.Td8, jaque mate. 1-0.
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