El juego ciencia motiva a aprender, a pensar antes de actuar, a resolver problemas, a competir con hidalguía y mucho más. Por eso en numerosos países ha formado y forma parte de la educación. Por eso se promovió durante y después de la Revolución Mexicana de 1910.
Se enseñó básicamente en los cuarteles, de ahí que varios de los mejores ajedrecistas nacionales de esa época tenían grados militares.
En un artículo del GM estadounidense Rubén Fine (1914-1993), publicado en 1934 y citado en el libro El ajedrez en México , se lee: “durante el periodo revolucionario los militares eran el elemento dominante. También controlaban el desarrollo del ajedrez. El Gobierno, acicateado por los éxitos de Carlos Torre, hizo un constante esfuerzo para traer de otros países talentos como Kostich, Alekhine, Kashdan y Capablanca, quienes estuvieron allí algún tiempo. Para facilitar su permanencia les ofreció nombramientos como instructores de ajedrez en el ejército. Kostich recibió el grado de Coronel… Yo recibí el grado de Teniente y hasta pude haber alcanzado algo más si me hubiera quedado más tiempo”.
PARTIDA
Las blancas toman el centro, enrocan largo y lanzan un poderoso ataque en el flanco de rey.
Blancas : Carlos Torre R.
Negras : H. E. Jennigs
Nueva York, 1924.
1.d4 Cf6 2.Cf3 g6 3.Cc3 b6 4.e4 Ab7 5.Ad3 Ag7 6.Af4 0–0 7.Dd2 Te8 8.0–0–0 d5 9.e5 Cfd7 10.Ah6 Ah8 11.h4 (Diagrama. Comienza la ofensiva de las blancas) c5 12.e6 Cf6 13.Ce5 Tf8 14.Axf8 Dxf8 15.exf7+ Rg7 16.h5 Cxh5 17.Txh5, rinden negras
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