Desde sus orígenes hindúes el ajedrez es considerado una réplica miniaturizada de la guerra, aunque en su tiempo el escritor Thomas Mann (1875- 1955) advirtió: “La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz”. Es evidente que el ajedrez es un juego de táctica y estrategia, de amenazas y celadas, de ataque y defensa, pero eso es lo que agrada tanto al jugador que gana como al que pierde.

Por el contrario, según el político estadounidense Thomas Jefferson (1743- 1826) las guerras reales “son un castigo tanto para el victorioso como para el vencido”. Con razón el expresidente John F. Kennedy (1917-1963) previno: “El hombre tiene que establecer un final para la guerra. Si no, ésta establecerá un final para la humanidad”. Desde la literatura, el escritor Jorge Luis Borges en su poema Ajedrez dijo: “En el oriente se encendió esta guerra y su anfiteatro es hoy toda la tierra”. Sí, pero en otra ocasión también evidenció que las guerras reales no son más que “disputas de calvos que se pelean por un peine”.

PARTIDA

Las blancas ceden una torre para sacar al rey negro de su bunker e imponerle la rendición.

Blancas: Mikhail Botvinnik

Negras: Paul Keres

Moscú, marzo de 1948. Defensa Nimzoindia.

1.d4 Cf6 2.c4 e6 3.Cc3 Ab4 4.e3 0–0 5.a3 Axc3+ 6.bxc3 Te8 7.Ce2 e5 8.Cg3 d6 9.Ae2 Cbd7 10.0–0 c5 11.f3 cxd4 12.cxd4 Cb6 13.Ab2 exd4 14.e4 Ae6 15.Tc1 Te7 16.Dxd4 Dc7 17.c5 dxc5 18.Txc5 Df4 19.Ac1 Db8 20.Tg5 Cbd7 21.Txg7+ (Diagrama. Preciso sacrificio para atrapar al monarca rival) Rxg7 22.Ch5+ Rg6 23.De3, rinden negras. 1-0.

rjavier.vargas.p@gmail.co

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